Hoy que nuestra Constitución cumple 15.203 días, voy a contaros una historia que ocurrió 120 días antes de que entrara en vigor con su publicación en el BOE.
La cuarta edición del Canet Rock, celebrada entre el ocaso del día 2 y el alba del día 3 de septiembre de 1978, supuso algunas novedades con respecto a las ediciones anteriores al decantarse por el punk y el new wave, pasando por el abandono de la primacía del catalán como idioma de las bandas invitadas, (siendo la edición con más presencia de grupos internacionales, actuaron Blondie, Nico, Ultravox, Bijou, Daevid Allen, Los Sírex, Crema Galilea, Tequila, Música Urbana, La Banda Trapera del Río, y Pau Riba, entre otros) y terminando por la propia filosofía del evento, sintetizado en un aforismo latino que decía “Contrita contradictio. Virgo inseminanda” y se traduce por “Solucionada la contradicción. Virgen inseminada”.
Según la organización, la razón para ese lema era que “De alguna u otra forma, todos entendemos, o por lo menos sentimos, que estamos viviendo en una época caótica que está sufriendo importantes cambios, más o menos trascendentales, que se desarrollan en todos los sentidos e inciden en todos los campos. Es un momento de crisis ideológica y total revisión de todos los dogmas y postulados. Los sistemas de funcionamiento y los “modus vivendi” están en su punto máximo de decadencia".
Además, añadían que “el día 2 es luna nueva: la luna nueva corresponde al momento en que todas las cosas están vacías y las fuerzas de la Naturaleza en reposo. Por otro lado, esta luna nueva corresponde a Virgo, la tierra virgen, signo de pureza inviolada y puerta de todos los misterios. Es, por tanto, el mejor momento para la concepción de una nueva historia. Además, la luna nueva de Virgo cae entre la luna llena de Acuario y la luna llena de Piscis, signos respectivos de la era que empieza y la era que acaba. El día 2 es, por tanto, el punto cero, por derecho y por la cara”
De hecho, la selección de los artistas del festival se había hecho en base a criterios astrológicos: «Nico es una cantante de la era Piscis por su forma de música, por su entorno […], Kevin Ayers, (que finalmente no pudo actuar porque se había roto un dedo) un poco como Nico... David Allen, supercósmico, en relación con la inseminación de la tierra, con la era virgen, con Acuario…», explicaban desde la organización. Eran tiempos en que, además de bajarse al moro, estaba muy de moda subirse a Amsterdam a por tripis.
Partiendo de esos conceptos, Pau Riba, que además de músico era diseñador gráfico, diseñó un cartel que sintetizaba todo ese universo astrológico. En él aparecía una imagen tomada de una tabla del Quattrocentto, “Madonna col Bambino e Due Angeli”, obra de Fra Filippo Lippi, maestro de Botticelli, que puede disfrutarse en la Galleria degli Uffizi en Florencia. Un precioso póster que fue arrancado de las calles de Barcelona por sectores de ultraderecha que, además, realizaron amenazas telefónicas a los organizadores.
Por su parte, la delegación gerundense de Pax Christi, movimiento católico internacional por la paz, se pronunció a favor del afiche, argumentando que “la derecha ha realizado una lectura equívoca del cartel”, e invitaba a la Generalitat a que se pronunciase sobre si también deberían ser retirados cuadros semejantes de Salvador Dalí. Asimismo, señalaban que “el cartel ha de mirarse con ojos del espíritu, con ironía y procurando entender el misterio. Es un auténtico bálsamo en medio de la basura pornográfica fomentada por el dinero a espaldas de los hombres, hijos de Dios y herederos del cielo a través de Cristo”.
A pesar de ese apoyo y aunque hacía ya casi tres años que había fallecido Franco, muchas de las leyes e instituciones franquistas seguían en vigor. Por ello, lejos de dejar pasar el tema, el gobernador civil de Barcelona, José María Belloch, reunió en sus casa a otras fuerzas vivas de la ciudad, entre las que se encontraban el obispo, la jefatura de la policía y algún alto mando militar, y allí debatían sobre cuál era la mejor vía para empapelar a Pau Riba y al resto de los oranizadores, argumentando que el cartel era blasfemo y “atentaba contra la convivencia social”.
“Al final”, recuerda Riba, “entró la mujer del gobernador y les hizo ver que cualquier cosa que hicieran redundaría en mi favor y daría alas a los que estaban de mi parte”. Parece ser que, en realidad, lo que más preocupaba a la Sra. Julbe de Belloch era el posible impacto negativo si trascendiera la presencia entre el público de su hijo Juan Alberto, que a la sazón había subido desde su residencia en Alcoy para asistir al festival, en la carrera judicial y política del futuro ministro de justicia y alcalde de Zaragoza.
De últimas la cosa acabó con que la organización tuvo que pagar 500.000 pesetas (unos 3.000 euros) de sanción al gobierno civil por el “agravio contra las creencias religiosas”, lo que suponía un pastón teniendo en cuenta que el presupuesto total del festival fueron 8 millones de pesetas.
“Aún así estuve como año y medio encausado y, por si acaso, ya tenía los argumentos preparados para el juicio” comenta Riba, “Que la mujer del cartel no era la Virgen María, sino Lucrecia Putti (en realidad Lucrezia Buti), una novicia de Prato" " Es la puta verdad" enfatiza, "Fra Filippo iba por los conventos pintando por encargo y las monjas le hacían de modelos para sus Madonnas, y justamente esa se fugó con él, incluso tuvieron un hijo, el también reconocido pintor Filippino Lippi”
Banda sonora para amenizar esta lectura: www.youtube.com/watch?v=VLeOZ44U3RM