Ves a lo lejos a una persona, se está acercando con intención de hablar contigo, lo ves y piensas, no sé quién eres. Te estás poniendo nervioso, intentas esquivarle disimuladamente para no tener que hablar con él, pero es demasiado tarde, ya habéis hecho contacto visual. Has asentido como acto reflejo y él se lo ha tomado como una aceptación para iniciar una conversación banal y sin un objetivo fijo.
Mientras se está acercando intentas recabar información por su forma de vestir, andar o su expresión facial. Al acercarse, crees que tienes algo con lo que tirar en la conversación, pero te estás autoengañando, no te vas a atrever a usarlo la primera vez que hablas con alguien. Ya está cerca, empieza a hablar, se presenta te dice su nombre, le respondes diciendo el tuyo. Ya no recuerdas su nombre, empieza a contarte de dónde es, al momento te pregunta si sabes dónde está su pueblo, ¡como si fuese importante para continuar con la conversación!
Intentas responder a su pregunta geográfica con una breve explicación de los pueblos de alrededor y diciendo que alguna vez has estado o pasado por allí, incluso llegando a decir que es un buen sitio o eso te han contado. Todo eso lo haces para que la otra persona pase a la siguiente fase de la conversación. Te pregunta de donde eres, das una respuesta concisa, pueblo y provincia. Se hace el silencio. Sonríes educadamente, elevas levemente las cejas, y pones cara de querer acabar esta conversación sin ningún fundamento.
Dependiendo de las ganas que tenga de hablar la otra persona en este momento de la conversación puede contar lo que estaba haciendo momentos antes de iniciar este parloteo, como si esto fuese un paso más para conseguir su objetivo final, suele ser alguna retahíla de información superficial y banal, algo así como que ha salido de casa para ir a comprar esto y aquello, y ahora está volviendo. Cuando se le agotan los temas de conversación y tu llevas un rato respondiendo solo con monosílabos, aguanta unos segundos en silencio intentando buscar más preguntas o alguna historia semicoherente que le gustaría contar en este momento. Al rato y casi sin pensarlo se ha hecho el silencio más largo de toda este diálogo monótono y superficial.
Después de unos segundos de silencio, uno de los 2 amaga con las manos un movimiento que se puede interpretar como un semi aplauso y dice: ”buenooooo me tengo que ir”. El otro asiente educadamente y hace un leve movimiento de pies hacia la dirección opuesta del interlocutor, inicia lo que se hace llamar la despedida por pasos. Después del “me tengo que ir”, empieza a rebuscar en su cabeza alguna excusa válida para poder irse y seguir con su vida, todo ello rebozado con unos cuantos “ehhh”. Como si de un electrodoméstico estropeado que necesita un golpe para seguir funcionando se tratase. Al rato se le ocurre una frase mítica en este tipo de conversaciones, de nuevo repite su anterior frase “me tengo que ir”, pero esta vez añade una coletilla mil veces usada, “que he quedado”.
Tú asientes como si eso fuese cierto y así darle pie para que se pueda marchar cómo había dicho previamente, ahora estáis separados por una distancia superior, suele ser un par de pasos. Ambos decis, “bueno que te vaya bien, ya nos veremos, saludos” y demás construcciones verbales que hemos visto usar a la gente miles de veces y no nos hemos parado a pensar en lo que significan realmente.
Al acabar ese periplo, recapitulas qué es lo que ha pasado en los últimos minutos de tu vida, una persona que no conoces de nada se ha presentado y explicado algunos datos personales, a los cuales tú has tenido que responder con la misma información, según los protocolos sociales actuales. Ya no recuerdas nada de lo que te ha explicado, ni su nombre, ni de donde era, nada. Cómo mucho te queda un lejano recuerdo de su cara, cómo la visión de un espejismo en un desierto cuando intentas recordarla. A las horas ya ni lo recuerdas, sólo lo comentas al llegar a casa con tu familia cuando te preguntan cómo ha ido el día, sueles resumirlo diciendo “un tipo raro me ha estado molestando contándome su vida”.