En una ocasión el Bendito estaba viviendo en Sāvatthī del Bosque de Jeta, parque de Anāthapiṇḍika. Entonces el Venerable Ānanda se acercó al Bendito, le rindió homenaje, se sentó a su lado y dijo:
–Venerable señor, ¿es cierto que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–Ānanda, en verdad en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras. ¿De qué manera? De seis maneras. La primera manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras será mediante la reiteración tediosa.
–Venerable señor, ¿por qué motivo en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras mediante la reiteración tediosa?
–Ānanda, el motivo por el que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras mediante la reiteración tediosa será para facilitar la memorización de mis discursos por parte de los monjes, aun a costa de convertir mis enseñanzas en algo farragoso y redundante y conseguir que en vez de un libro sagrado tengamos una biblioteca sagrada. Este es el motivo por el cual en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras mediante la reiteración tediosa.
–Venerable señor, ¿cuál es la segunda manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–La segunda manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras será mediante el uso de listas numeradas. ¿Por qué razón? Cuando mis enseñanzas se conviertan en una industria de la que dependan muchos estómagos, será necesario organizarlas, sistematizarlas y crear muchos detalles doctrinales para mantener ocupados a los eruditos y atraer nuevos alumnos. Por este motivo, Ānanda, mis enseñanzas se organizarán en repetitivas e interminables listas numeradas.
–Venerable señor, ¿cuál es la tercera manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–La tercera manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán las palabras del Así-ido, el Digno, el Perfectamente Iluminado, incomparable, sin igual, insuperado, el mejor de los humanos, será mediante la aplicación de un sinfín de títulos inmodestos y grandilocuentes pronunciados en tercera persona. ¿Por qué razón? Los seguidores del Así-ido pretenderán de esta forma enaltecerse a sí mismos situando a alturas inalcanzables a su maestro, en detrimento de la accesibilidad de su doctrina a los mundanos. Por este motivo, Ānanda, se alterarán y tergiversarán las palabras del Así-ido, el Digno, el Perfectamente Iluminado, incomparable, sin igual, insuperado, el mejor de los humanos, mediante la aplicación de un sinfín de títulos inmodestos y grandilocuentes.
–Venerable señor, ¿cuál es la cuarta manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–La cuarta manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras será mediante la introducción desvergonzada de mitología y leyendas en mis discursos. Esto fue advertido desde mi nacimiento, tras descender de mi vida anterior en el cielo de Tusita. Cuando mi madre me dio a luz de pie y yo surgí inmaculado y sin ningún tipo de impureza de su matriz, cuatro jóvenes dioses me recogieron antes de que llegara a tocar el suelo y dos chorros de agua surgieron del cielo para bañarnos a mi madre y a mí. En ese momento di siete pasos hacia el norte y exclamé "Soy el más excelso del mundo; soy el mejor del mundo; soy el primero en el mundo. Este es mi último nacimiento; ya no hay existencia renovada para mí". Pero los dioses me advirtieron de un gran peligro: mis enseñanzas se verían alteradas en el futuro por la introducción desvergonzada de mitología y leyendas. ¿Por qué razón? Para atraer fieles sedientos de prodigios que pretenden enaltecerse a sí mismos enalteciendo a su maestro, aunque sea a costa de devaluar la doctrina que siguen. Por este motivo, Ānanda, se alterarán y tergiversarán mis palabras mediante la introducción desvergonzada de mitología y leyendas.
–Venerable señor, ¿cuál es la quinta manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–La quinta manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras será mediante el truco del cambiazo. ¿Cómo es esto? Los fieles acudirán a mis enseñanzas para poner fin a su sufrimiento. Pero el fin del sufrimiento es un objetivo poco ambicioso, y de hecho durante este discurso hay unos cuantos cientos de monjes que según observo han llegado a la iluminación escuchando mis palabras. Por ello, tal vez no sea mala idea plantearse un objetivo menos egoísta y de más envergadura. Así, a la gente que acude a mí para poner fin a su sufrimiento, le ofreceremos la estrategia de reencarnarse durante eones hasta llegar a ser un buda y salvar a todos los demás seres. ¿Por qué razón? Hay que buscar a los fieles, la mayoría de los cuales no tiene ningún interés por renunciar a los placeres del mundo, una ocupación más fácil, comprensible y útil para la estabilidad social que el nirvana, como por ejemplo la práctica de la compasión y el buen rollo. Lo del fin del sufrimiento lo dejamos para después de salvar a todos los seres, si sobra tiempo. Por este motivo, Ānanda, se alterarán y tergiversarán mis palabras mediante el truco del cambiazo.
–Venerable señor, ¿cuál es la sexta manera en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán tus palabras?
–La sexta manera, Ānanda, en la que en los tiempos venideros se alterarán y tergiversarán mis palabras no la puedo decir abiertamente, sino que se sabrá cuando salgan a luz las enseñanzas secretas. He dicho en otras ocasiones que la doctrina y disciplina proclamada por mí, al contrario que el trato con mujeres, se conduce abiertamente, no en secreto. No obstante, cuando surjan dentro de seis o siete siglos personas afirmando que tienen en su posesión mis enseñanzas de las que nadie habrá oído hablar hasta entonces, se sabrá por qué en realidad no quería decir lo que dije. ¿Por qué razón? Por la doctrina de las dos verdades, que por supuesto no se conocerá hasta que no aparezcan dichas enseñanzas secretas. Por este motivo, Ānanda, no puedo decir abiertamente la sexta manera en la que se alterarán y tergiversarán mis palabras.
Así habló el Bendito. Los monjes quedaron satisfechos y se regocijaron en las palabras del Bendito.