Qué difícil es ser empresario, político y coherente con trabajadoras embarazadas

Hoy ha sido uno de los días en el mundo de la asesoría en la que descubres cómo la incoherencia y falta de ética a todos los niveles no está reñido en absoluto con ser el perfil perfecto de empresario. Ha llegado a mis manos una consulta de una trabajadora embarazada con el siguiente plantel:

1.- La chica está embarazada y por motivos médicos, le han dado la baja por enfermedad (no baja por embarazo), por lo que la empresa, tiene la obligación de seguir cotizando por ella y lógicamente abonando las nóminas.

2.- El asesor de su empresa, recomienda al jefe que hable con la trabajadora, pida el alta médica voluntaria, pacten el despido y a reglón seguido, vuelva a pedir la baja y que ya la asuma la mutua o el SEPE vía prestación de desempleo.

3.- El jefe de la chica es un político local, en el púlpito de captación de votos, muy activo y crítico con todas las empresas, con la facilidad por los despidos, abogando por la conciliación, los derechos de la mujer y bla, bla, bla... Además, ha promocionado seriamente a esferas autonómicas y con visos a pase nacional si el aparato del partido lo permite. En resumen, el perfil de político comprometido con la sociedad, derechos sociales y demás que últimamente impregnan algunos partidos y movimientos sociales que quieren limpiar y dar aire al sistema.

4.- El jefe, en lugar de negarse en rotundo a semejante fraude (que es lo que sería, amén de la ilegalidad de pactar un despido con una mujer embarazada que sería nulo de pleno derecho), se lo propone sin parpadear a la trabajadora, con la promesa firme de reincorporación una vez pasado el parto y la baja maternal.

5.- A la trabajadora afectada, la película le suena cuanto menos extraña, pero claro, si lo dice el asesor de la empresa y el propio jefe la anima a hacerlo, la chica se plantea si es posible o no.

Con este cuadro, la chica nos hace la consulta sobre la "legalidad de la maniobra" (sic) y sobre los derechos que a ella le quedan si procede a actuar tal y como le están aconsejando.

Lógicamente, nuestro consejo ha sido que no pida el alta médica voluntaria ni loca y en segundo lugar, que se plantee seriamente emprender acciones legales contra la empresa si persisten en una actitud de mobbing o similar, que podría darse el caso con facilidad.

Este comportamiento que por desgracia es tan habitual, duele más aún cuando quien incurre en él es una persona pública, una persona que tiene un discurso a priori coherente con una serie de demandas sociales, cuando esa persona tiene una responsabilidad política y se le presupone una honradez y coherencia con sus actos.

Está claro que la persona que se presta a la comisión de fraudes o induce a ellos dentro de la escala que puede, lo seguirá haciendo a niveles superiores si tiene acceso a otras fuentes. Nos alarmamos y echamos las manos a la cabeza con los casos millonarios de fraude fiscal y corrupción, pero a mí, me provoca un serio malestar que el personal que se postula para regenerar y renovar la mierda actual, tenga comportamientos idénticos a los que hoy se juzgan y que sea un corrupto contra el sistema lo mismo que cualquier otro.

Tener una empresa conlleva unas responsabilidades y unos riesgos. Y uno de esos riesgos es asumir que los empleados tienen bajas por enfermedad, que la gente se reproduce y para de trabajar unos meses y que existen ciertas coberturas que amortiguan un poco estos impactos. Estoy de acuerdo que asumir en una empresa muy pequeña bajas largas es un problema importante, pero mejorar esta cobertura se hace desde el Parlamento y con leyes, no poniéndote a la altura del peor empresario del país que se os ocurra y alentando a cometer un fraude contra los sistemas de cobertura social por no asumir tus propias responsabilidades.

Con comportamientos como este, a cualquiera se le quitan las ganas de confiar siquiera en ningún político, por bueno que parezca y por coherente que finja ser en determinadas actuaciones.