Días tristes

Son días tristes para cualquier demócrata, son días tristes para cualquiera que piense que unidos somos más fuertes que separados.

Lo ocurrido ayer en Cataluña es vergonzoso, es vergonzoso como país y como ciudadanos del mismo. Por un lado tenemos a un gobierno independentista con la máxima "cuanto peor, mejor", es decir, cuanto peor sea la situación, cuanto más se fracture España, cuanto más se fractura Cataluña y más tensión social exista, ellos estarán más cerca de su objetivo. Por el otro lado tenemos un gobierno central que en los últimos seis años ha estado ignorando el problema y riéndose de los catalanes, un gobierno, que como un mal estudiante lo ha hecho todo a última hora y fatal.

Es triste el talante político actual.

El gobierno catalán no busca lo mejor para los catalanes, busca mantenerse en el poder a toda costa. La continua mayor ansia del mismo, la crisis y la corrupción interna le han hecho tomar este camino hacia la nada.

El gobierno español no es para nada diferente, para él, tratar así a Cataluña es bueno. Existe una España en la que encontrará votos con estas actuaciones, por lo que no quiere buscar una solución. Esto también tapa su corrupción y su desastre laboral, educativo y social.

Pero lo peor es que no existe alternativa. Un PSOE que su única preocupación en todos estos años es que la situación le salpique lo menos posible. Un Podemos que no se ha enterado que la campaña electoral de las elecciones de diciembre de 2015 hace tiempo que pasaron y siguen en su "sí, pero no | no, pero sí" intentando contentar a todos en su ambigüedad continua. Un Ciudadanos que, llegado al poder, haría lo mismo que el PP.

A lo largo de los siguientes días Rajoy pondrá fin al independentismo, pero a cambio mandará a España (entiéndase como todo su modelo actual) a la tumba. Sí, le pondrá fin, eso es innegable, que nadie piense que la independencia tiene la menor posibilidad. Aun queda el cartucho más grande, el ya famoso artículo 155. Podrá haber movilizaciones que duren semanas, pero durante esas mismas semanas la estructura independentista estará debilitándose al no contar con un gobierno que la financie.

Desde luego Rajoy no matará el independentismo para siempre, una vez más y como es habitual en él, solo retrasará el problema para que le reviente al de la siguiente legislatura (posiblemente cercana) que tendrá que rediseñar el modelo territorial, de financiación y competencias. Algo que será muy difícil y generará nuevos problemas. Cosa que su partido criticará de forma cómoda desde la oposición, esperando que esto les permita volver al poder en cuatro años.

Los únicos que perdemos de todo este circo, el pueblo. Y todo, por las calenturas de unos burgueses.