Curiosidades de la Casa de Campo

La Casa de Campo es el mayor parque público que tiene Madrid capital y sin embargo es una gran desconocida. Aprovechando que van a limitar la circulación al tráfico de los vehículos por ella, os voy a contar algunas curiosidades para ver si alguien se anima a hacer la excursión porque merece la pena.

Se creó para que Felipe II tuviera terrenos de caza cerca de su casa, que en aquel momento era el Alcázar, y se situaba donde hoy está el Palacio Real. El rey compra a Fadrique de Vargas su Casa de Campo en 1560 y le anexiona una serie de tierras que había ido comprando o heredando a orillas del Manzanares.

Las primeras menciones a estos terrenos las tenemos, según el historiador Eduardo Saavedra, en la mansio romana de Miaccum, que habría dado lugar al nombre del arroyo que la atraviesa, llamado Meaques. Este enclave se menciona como situado en el camino entre Titulcia y Segovia y en los primeros años del siglo XX fue corroborado por los hallazgos de materiales romanos en la zona donde los autores clásicos dicen que estaba la casa.

La compra de la Casa de Campo a Fadrique de Vargas

Es en tiempos de Felipe II cuando los terrenos se vuelven de interés para la corona. El rey acababa de instalar a su corte en Madrid, ya que en Toledo no cabía ni un alfiler debido a la superpoblación de la entourage de los monarcas y a sus limitaciones geográficas. El hijo de Carlos V elige un villorrio en mitad de la Meseta que no tenía mucho nombre pero que estaba bien situado en caminos de paso para toda la Península y además conseguía un lugar seguro, aislado, y en teoría difícil de invadir por los turcos. Al estar Madrid rodeada de campos era relativamente sencillo que creciera en todas las direcciones acogiendo a todos los funcionarios necesarios para que funcionara la corte, lo cual era ya un plus para los austrias.

Una vez decidido el lugar donde estaría la capital, el rey aprovechó para buscar terrenos de caza que fueran accesibles desde su casa (a la sazón el alcázar, que estaba donde hoy se sitúa el Palacio Real y que fue destruido en un incendio en 1743). El mismo año que llega al trono, 1556, ya comienza a adquirir los terrenos que hoy son los Jardines del Campo del Moro y la Cuesta de la Vega.  

Si examinamos el documento de compra de la Casa de Campo, datado en 1592 (aunque la compra fue efectiva antes), vemos que Felipe II indica que se le pagará 6.429 maravedís y medio juro al propietario de los terrenos. Este juro es un título de deuda que le reconocía el derecho a recibir una pensión vitalicia en forma de recaudación de impuestos de la zona cercana a Sigüenza.

Esto se realizó así porque las arcas del Estado no estaban muy boyantes, por mucho que el sol no se pusiera en su imperio. Además, y de manera paralela, el monarca se lanza a repoblar los bosques a orillas del Manzanares con una intención puramente cinegética, y es hacia 1582 cuando se amuralla la Casa de Campo para que no entren en ella los plebeyos. Ese año el parque tiene un quinto de su tamaño actual.

El objetivo último de Felipe II era unir el alcázar con los terrenos que tenían los monarcas en El Pardo desde la época de los Reyes Católicos. La compra de la Casa de Campo de los Vargas era el primer paso para crear un corredor entre Madrid y El Pardo en el que pudiera cazar sin tener que temer la exposición pública.

Fernando VI y los borbones

Son los borbones los que acaban de configurar el Real Sitio de la Casa de Campo, y a Fernando VI le debemos el 80% de su territorio actual. Este rey aprovecha para nombrar los terrenos como Bosque Real y potencia su uso cinegético.

Fue su hermano, Carlos III, el que le encargó a Sabatini el cerramiento definitivo y que construyera los puentes sobre el arroyo Meaques que se pueden ver en la actualidad. En esta época, con el crecimiento de la capital, también se construye el Puente del Rey sobre el Manzanares (que aún se puede visitar) y que une el Campo del Moro con la Casa de Campo, convirtiendo el recorrido entre el Palacio Real y estos campos un paseo agradable en el que casi no tenían que interactuar ni ver plebeyos.

Los borbones van modificando la Casa de Campo según los gustos de cada época. Carlos IV manda construir algunas iglesias y plazas, y se hace un esfuerzo para intentar que los terrenos fueran autosuficientes. Para ello, se labran algunas porciones de tierra y se vende hielo de los pozos de nieve que contiene en la zona de la Fuente de Neveros, aunque nada es suficiente y el mantenimiento del parque supone una sangría (más) a las arcas públicas.

A comienzos del siglo XX la Casa de Campo depende del Real Patrimonio aunque era independiente de los Reales Sitios y tenía su propia administración. Los empleados que vivían en su interior en alguna de las construcciones que aún restaba vendían nieve, hielo, leña, resina y productos de las vaquerías que había dentro. Además existía dentro un cementerio por lo que funcionaban casi como un pueblo aparte.

La Casa de Campo en la actualidad

Al proclamarse la I República en 1931 la titularidad de la Casa de Campo pasa al Ayuntamiento de Madrid y así ha permanecido abierta al público, aunque el documento en el que esta situación se formaliza no se firma hasta 1970. Durante la Guerra Civil ha sido testigo de batallas, lo que cambió sus construcciones por otras más bélicas que aún se pueden ver.

Yo os recomiendo un paseo por sus caminos si aún no lo habéis hecho, porque es un parque fascinante aunque mucho menos visitado que El Retiro (si excluimos el Parque de Atracciones y el Zoo, claro).

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