¿Cuándo serán denunciable, además de la violencia física, los chantajes emocionales o jugar con los sentimientos de una persona?
Quizás cuando la tecnología avance y el agresor no pueda beneficiarse de la duda de un acoso tan camuflado y podramos someter al acusado a una prueba, a ponerse un cacharrito, un casco en su cabeza, para saber si realmente sí, había intencionalidad o siquiera constancia del daño psicológico a provocar.
Hasta entonces, al igual que en el pasado vivió gente que no disfruto de los avances penales de los que disponemos hoy, tocará ver a la sociedad seguir evolucionando en este aspecto.