Consume, por favor

Este testimonio o lo que sea viene a raíz de una vivencia personal relacionada con el consumismo. Todos sabemos que vivimos una época de consumir y gastar, pero quiero hablar del punto que se llega a cuando afecta a un nivel social.

Mi grupo de amigos son consumistas natos. Ya se sabe que quien se junta con cuatro borrachos, termina siendo el quinto, y mi placer consumista he tenido. Hasta que empecé a hacerme preguntas.

Mis amigos son de ir un día a la capital "porque sí", y es lo suyo para dar una vuelta y airearte. El problema es que todas las veces, pero que todas, ha sido para hacer la misma ruta de tiendas, sin variaciones incluso en el orden. Ya que uno está allí en X tienda, hay que comprar algo, que si no queda feo. Ahí viene mi primer porqué. ¿Qué pasa si entro en un local y salgo sin comprar? De verdad, ¿qué pasa? Es un nuevo deporte que recomiendo encarecidamente. Al principio te sientes culpable, ¡lo juro! Sientes que has hecho algo mal. Pero a la larga, te percatas que es por culpa de una mezcla de costumbre y presión social.

No es obligado que compre ropa por cada tienda que vayamos. Tengo ya la suficiente para cada temporada y aún no siento que deba renovar. "Pero, chico, ya que estabas, una camisita aunque sea...". Que no, que sí que es verdad que he visto alguna camiseta bien guapa, cierto; pero no, realmente no me hace falta más camisetas, que es de lo que más tengo. "Mira, esta es de esa película que te gusta tanto". Por supuesto, defiendo esa película, pero no significa que deba comprarme cada producto que exista de esa película. Ya le hago honor nombrándola, explicándola y recomendándola a quien no la conozca.

El caso más sangrante que viví fue un día que fuimos toda la troupe de amigos y fui el único que no sentí la necesidad de comprar. Fue justo la semana que se había cobrado, "y ya que se veían con dinero", pues a comprar que es gerundio. Me sentí un paria conforme tomábamos un café. Todos luciendo su nueva adquisición salvo yo. Y les sentó mal. O sea, les supo mal que no comprara nada, que no tuviese la necesidad. Me verán como un tacaño, pero yo creo que ya he demostrado en el pasado que soy tan capaz como ellos de gastar un dineral en lo que haga falta o en el capricho que surja.

"Es que el dinero hay que gastarlo en algo". Esta frase no la voy a olvidar. Me la dijo un colega con un convencimiento que me asustó. En principio sentí que era yo el que exageraba, pero conforme veo la casa de ese conocido llenarse y llenarse de objetos... Compras que igual disfrutas en el momento de la compra, más un par de días si procede. Luego a la estantería y a pillar polvo. A olvidarlo, dopamina gastada que ha creado el recuerdo de cuando lo compraste y poco más.

"Oye, ¿necesitas bajar a la ciudad a comprar algo?" Esta frase la he escuchado varias veces. Es una excusa para ir sólo a comprar X cosa y poco más. Pero ya que estás allí, pues aprovechas... para ver más tiendas. Nada de la playa, tal centro, parque o lo que sea: sólo tiendas. Menos mal que mi pareja es de ir a una ciudad específica a ver qué puede aportar, porque ya habría acabado loco de tantas luces y carteles llamando mi atención y a mi dinero.

Y es que mi aversión o tacañería quiero creer que surge de la época que no tuve absolutamente nada. No encontraba trabajo, dependía de los demás, y fue una auto-humillación que ha dejado mella. Ser nadie en una sociedad consumista mata, y lo peor es cuando los de alrededor no terminan de entenderlo. Los que tenían en ese momento un trabajo estable asumían que no trabajaba porque no quería, y eso sólo lograba hundir más. Esa gente necesita la sana lección de no tener ni para un café. Tienen que vivir que existen normas no habladas pre-establecidas que te obligan a ser uno más con la sociedad. Joder, la maldita ironía, de joven deseando la aceptación y ahora sólo quiero que me dejen en paz. Sí que es verdad que hay que tener cuidado con lo que se desea.

Ahora que tengo un trabajo estable, por puro instinto de supervivencia ahorro. Tengo mis arrebatos consumistas, sobre todo en libros y cómics, en algún disco de música y en videojuegos. Y es que es tan fácil... Tan sencillo comprar juegos digitales. "Es que este juego que recomienda todo dios está de oferta, no puedo desaprovechar la oportunidad", y ahí que tengo la biblioteca de Steam llenándose, sabiendo que ni a la mitad jugaré por falta de tiempo o por no organizarme. "Ayudas a los desarrolladores comprando sus obras", y es cierto, pero siendo egoísta creo que es una frase de auto-convencimiento tan terrible como la de que el dinero está para gastarlo. ¿Soy tacaño? Ni p*** idea, pero los años de crisis en este estilo de sociedad no son sanos.

Lo que más me duele es acumular libros. Ahí los tengo, todos interesantes, hojeados de vez en cuando con auténtica satisfacción. ¿Cuándo sacaré la voluntad que justifique aquellos arrebatos de consumo? Voluntad, esa misma que siento cuando algo llama mi atención y quema adrenalina al pulsar con TANTA facilidad el botón de comprar. Con mis datos ya dispuestos debido a anteriores compras, es que ni lo sientes. Micro-orgasmo cuando llega el envío a tu casa, admiración de minutos y a otra cosa. Demasiadas distracciones pendientes, oiga. Lo peor es que se hace de modo automático. Una y otra vez, una y...

Siento que desde que trabajo la vida ha cambiado. Tengo estabilidad, y es maravilloso. Ya no me siento cada día inseguro al no saber qué me va a suceder en el futuro. Ahora ya lo sé, seguiré yendo a trabajar y pagar lo que tenga que pagar. Mi futuro ya está definido. Hasta el último día. Oh, mira qué oferta tan tentadora... voy a cerrar la pestaña del navegador. De la que me he librado. Seguiré ahorrando, por si acaso. Por si acaso, siempre por ese motivo. Supongo.

Al final he caído y he comprado otro videojuego muy barato en Steam. Un saludo.