Existe la disparatada noción de que los europeos no pertenecemos a "colectivos racializados". Bueno, en primer lugar, ¿qué diantres significa esa expresión, tan en boga al parecer, de "colectivo racializado"? ¿Quién es capaz de proporcionar una definición intelectualmente satisfactoria a tal manifestación lingüística de isquemia cerebral? En segundo lugar, está bien, observad mis rasgos semíticos y reverenciadme, oh, gentes europeas sin raza. Es palmario mi derecho a opinar sobre todos estos asuntos, mis narices me racializan y me hacen una víctima de vuestra opresión. Por último, ¿no evidencia justamente esto que los inmigrantes nunca serán europeos? ¿No muestra esto una contradicción en el pensamiento de los que creen "espiritualmente" en el proceso de nacionalización? Una persona de un colectivo racializado no podrá nunca compartir el estatus inherente de esta suerte de fantasma sin identidad al que se denomina "europeo". ¿Quizá el propósito es que el conjunto de la población acabe racializado, obteniendo su corporeidad, mediante el mestizaje?
Así pues, dejad que este racializado hijo o, cuanto menos, sobrino de Judá disfrute de la inexistente y vacua cultura europea. Dejadme a Dostoyevski, a Nietzsche, a Prokofiev, a Bernini, a Brueghel, a Marco Antonio, a Beethoven y a todo otro semejante que emerja o haya emergido de entre los espectros del viejo continente; y, por supuesto, dejadme a mí a Helena, a Gretchen, a Katerina Alexandrovna y a toda otra semejante para que me haga la corte. Vosotros podéis ir a reverenciar los cantos rodados y los ídolos de barro y mierda seca entre las chabolas de paja que constituyen el culmen de la civilización y el progreso; y podéis revolcaros en los marjales con quien os venga en gana al ritmo de unos tambores destrozados por el fanatismo y la demencia. Por favor, no continuéis sufriendo en este mar de nada que es Europa, no os ahoguéis aquí, ahí afuera hay todo un mundo racializado para vosotros.