Cualquiera que haya leído mis comentarios sabe que soy poco sospechoso de simpatizar con la derecha. En Málaga, donde resido, gobierna el PP desde hace muchos años, encarnado en la figura de su alcalde, Francisco de la Torre. De la Torre ha resultado un gestor excelente para la ciudad, y como toda persona con una trayectoria de más de veinte años en un cargo político, tiene su ración de claroscuros, de momentos acertados y otros no tanto. Pero es incuestionable que posee paciencia, amabilidad y educación para referirse a sus adversarios y a los que le rodean. Y es incuestionable también que su gestión, como indicaba antes, ha levantado a una Málaga pobre, abandonada y olvidada y la ha convertido en una capital importante gracias al turismo de museos y de cruceros, conjugándolo con el maravilloso clima y el precio de la estupenda comida y bebida que de siempre teníamos en la ciudad. Como incuestionable resulta que a día de hoy no se le conocen corruptelas ni maniobras en la oscuridad para quedarse dinero público.
Pues en estos días, Juan Cassá, de Ciudadanos, ha desertado del partido naranja y ha dejado al PP y al alcalde en minoría. PSOE y Podemos están planteándose hacer una moción de censura con el apoyo del señor Cassá para deponer del cargo a Paco de la Torre y colocar un alcalde afín.
A mi todo esto me parece de lo mas inoportuno. Pero también me demuestra lo innoble y baja que es la política en nuestros días. Paco de la Torre acaba de pasar un trance de salud muy grave, un ictus del que se está recuperando ahora mismo. Y en ese momento, justamente, es cuando el señor Cassá hace la espantada y le hace ojitos al PSOE. Por supuesto, en medio también de la crisis humanitaria, social y económica de la pandemia por el COVID, donde en Málaga precisamente ha afectado de forma especial, hasta el punto de que a día de hoy no podemos pasar a la tan ansiada fase 1. Y como he dicho antes, sin que además se le conozcan a De la Torre ninguna clase de imputación en delitos de corrupción.
Como votante de izquierda, pediría, no, exigiría a PSOE y Podemos que no ejecutaran dicha moción de censura. Aliarse con un personaje que ya ha mostrado sus cartas como el señor Cassá no puede deparar nada bueno. La gente de Málaga, además, no va a entender esta súbita urgencia por deponer a un alcalde querido y respetado hasta por sus rivales, mucho menos en la situación tan tensa en la que nos encontramos ahora.
Pediría, no, exigiría, a PSOE y Podemos gallardía. Ética política, si eso puede existir aún. Caballerosidad. Cassá ha demostrado no tener nada de lo anterior. Que la izquierda de Málaga de un paso adelante y lo haga. Alguien tiene que empezar a limpiar el lodazal en el que se ha convertido la clase política de nuestro país.