Me cago en la leche mi coche viejo

Sí, tenía que empezar con un exabrupto. Hoy, soy el Tieso, me conoceréis de «cómo logré arreglar mi lavadora» y «un año yendo en bici por la ciudad». Aludo a ello porque el seudónimo refleja mi precaria situación. Para acabar de empeorarlo, tengo un coche. Viejo. Diciembre de 2005. Diésel. Euro 4. O sea, sin etiqueta de la DGT. Sabéis porqué tengo ese coche viejo. ¿Porque soy un tieso? Pues sí, y no. Me gusta prolongar la vida de los objetos, creo que es una responsabilidad para con el planeta, mi bolsillo, y una de las pocas formas de protesta individual contra la economía consumista. Que no hace pupa, lo sé, pero consuela. Cuando compré el coche lo hice a conciencia, y pensando en tenerlo mucho tiempo. Me iba muy bien, en aquel tiempo era una persona normal, incluso con cierto éxito económico. Me costó una pasta, y tengo un excel: tener un coche es carísimo, y solo es rentable si te dura un montón de años y no tiene averías gordas. Es mi caso. Ahora mismo el bicho ha hecho 200.000 kilómetros, y echando cuentas pensaba prolongarle la vida hasta los 300mil. Con mantenimiento regular no tiene porqué averiarse. En cuanto a dinero, siempre cuesta menos cambiarle la correa o las pastillas de freno, etc. que comprar uno nuevo. Pero mi coche es responsable de contaminar el planeta. Un horror climático. Que se analiza en seco, porque es Euro 4. No importa que yo recuerde mis dudas por adquirir un diésel, y que me aseguraran -el gobierno/regulaciones de entonces- que gracias al catalizador de platino no había ningún problema con la contaminación-. El del concesionario añadió que la pieza subía el coste del coche en 3.000 euros, así que debían tener razón. Mi coche no contaminaba mucho. Era Euro 4, recién estaban saliendo los Euro 5. Pero los tiempos han cambiado. Y ahora tengo que achatarrarlo.  No venderlo. No, y os digo porqué. En 2024 tendré prohibido circular por la ciudad de Madrid, donde vivo. Solo uso el coche para ir al súper una vez a la semana y para ir al pueblo de mis suegros, y para ambas cosas necesito pisar territorio municipal madrileño. Para el resto de cosas combino transporte público y bici. No será muy demandado un vehículo así. ¿Y fuera de Madrid? Pues resulta que coches como el mío, muy contaminantes, serán los que más paguen por circular por las autovías en la futura tasa, según anuncios de este gobierno. Ingenuo sería de pensar que tendrá salida como segunda mano.Hoy abro Menéame y veo al director de la DGT diciendo que coches como el mío hay que desguazarlos porque son inseguros. Mi coche, que pasa las ITVs, mantengo con cariño, tiene ocho airbags y sistemas de seguridad como para salir vivo aunque me de la hostia del siglo -y difícil porque conduzco como un puto yayo- es inseguro. Más porque lo lleva un conductor con más de 20 años de carnet que no ha tenido un accidente nunca. Y es suerte, ¿eh? que no todo consiste en conducir con prudencia. Sabéis como la llamo ahora, a mi bicho. El caduco. Cuando me siento al volante me jode pensar que tenemos las horas contadas. Y no es que le tenga cariño, solo es un montón de chapa y goma. Pero también es el fruto de mi esfuerzo personal, y de un modo de supervivencia, el de los que tenemos menos. Y no pedimos nada, ni subvenciones ni ayudas, ni mierdas. Solo currar. Me parto el lomo como autónomo y alimento a mi familia cada mes, y sí, tengo la suerte de poder llevar a mis niños al pueblo de sus abuelos con el coche, que son las únicas vacaciones que puedo proporcionarles. Lo que no tengo es para comprarme un coche, ni nuevo ni de segunda mano. Solo pido seguir con éste. Yo venderé mi coche, señores políticos, de la DGT, alcaldes y mandamases. Me váis a obligar a ello y mi situación personal, la de tantos, os la suda. Pero decid que es por vuestras leyes y normas, porque conviene a Hacienda, a la economía, o al país. O a la ecología, aunque de las macrogranjas y multinacionales contaminantes ya tal. Solo pido, gerifaltes, que os metáis vuestras campañas sobre la maldición de los coches viejos, su inseguridad, su contaminación, en ese lugar recóndito, cofre de repulgos -tal cual dijo Quevedo-, vulgo culo. Si no lo escribo reviento. Gracias por leer, meneantes.