Birmania. Reclamación de derechos de los ciudadanos ante el golpe de estado

Sobre el golpe de estado en Birmania.

Es claro que el golpe es un revés al lentísimo proceso de llegar a la democracia en que está Birmania desde hace años, y lo deseable es que pudieran librarse del dictado militar al que están sometidos. También antes del golpe, puesto que el ejercito tiene reservada una inmensa cuota de poder según la constitución actual.

El caso es que ahora los birmanos, los que están en contra del golpe, se están manifestando para reclamar sus derecho a la libertad, y su derecho a disfrutar de una democracia. Derechos humanos que tienen derecho a reclamar.

Pero esa misma población que ahora protesta en reclamación de sus derechos, prefería mirar para otro lado, o peor, se mostraba de acuerdo, cuando ‘ayer’ se violaban los derechos de los Rohinya, esos vecinos a los que la sociedad birmana prefiere mayoritariamente negar la condición de ciudadanos.

Los birmanos que creían tener derechos aceptaban que otros no los tuvieran, aceptaban que existiera esa división en su sociedad pensando, claro, que siempre estarían del lado de los afortunados. Estaban de acuerdo con que una institución (en este caso el ejercito) decidiera que había gente a la que oprimir, de la que abusar, y que no tuviera derecho a ninguna reclamación.

Aceptaron el principio, sin entender que una vez establecido, es una cuestión de tiempo que se aplique a nuevas capas de la población. Porque si el principio es que unos tengan derechos y otros no, alguien debe ocupar el lugar de los desposeídos, alguien debe disfrutar de su estatus de privilegiado.

Habrá también en Birmania gente que, por diversos motivos, estén de acuerdo con el golpe que ha dado el ejercito. Aplicando el mismo principio una parte de ellos, mañana, verán como pierden alguna libertad o derecho (privilegio), mientras otros más próximos al poder los conservan.

No les pasa solo a los birmanos, pasa en todo el mundo, a todas las escalas. Los europeos aceptamos vivir con nuestro (cada vez más precario, por los mismo motivos) estado de bienestar y comodidad, aunque esté apoyado en la explotación y extracción de riquezas de países africanos. Y aceptamos que una alto porcentaje de gente tenga que trabajar sin que se cumplan sus derechos si nosotros disfrutamos de una situación más cómoda.

Un sistema de círculos concéntricos en el que creemos tener derecho a nuestra situación actual, que siempre es mejor que la de algún otro, cuando en realidad depende de cuanto quiera exigiera para sí algún circulo más privilegiado.