Dejé pendiente este tema para un artículo nuevo, y voy a tratar de cumplir.
Preguntarle a un vendedor ambulante cómo le va con los ayuntamientos es igual que preguntarle cómo le va con las mujeres. Pues con unos bien y con otros fatal.
Cuanto más grande es el ayuntamiento, más problemas te pone. Y es normal, porque los alcaldes tratan de defender a los comercios locales de la competencia, porque son los comerciantes locales los que votan y los que pagan allí los impuestos. Los ambulantes, en esos sitios, sólo vamos a sacar algo.
La gracia del asunto viene en que una cosa es que el ayuntamiento sea grande y otra cosa es que lo sean los pueblos. Y ahí está el lío. Aquí no es raro que un ayuntamiento, o municipio, englobe diez pueblos. De esos diez pueblos, hay tienda en tres, y nada, absolutamente nada, en los otros siete. El alcalde suele ser del pueblo más grande, porque son más vecinos y votan a uno de los suyos. En ese pueblo hay tienda, y el alcalde prohibe la venta ambulante en todo el munucipio. Pero claro, en el municipio hay siete pueblos sin tienda, que se cagan en todos sus difuntos. En esos casos, que no son pocos, hay dos maneras de arrgelarlo: que el alcalde se mantenga farruco, para que la gente de los otros pueblos vaya a la tienda de el suyo, o que hablando tranquilamente con el alcalde te diga que no pases por los pueblos donde hay tienda pero que puedes pasar por los otros. Los hay incluso que se toman la molestia en hacer normativa diferenciada. En tales pueblos, se limita la venta ambulante a tales días, mientras que en tales nucleos urbanos, se permite con más amplitud. Sería lo normal, pero es raro.
Luego están los que incluso se ofrecen a darte una ayuda. Y hasta la dan. Si pasas por mi pueblo dos veces por semana, te doy mil euros al año, como subvención. La verdad es que estoy trabajando eso y el recibimeinto no es malo. Lo cuento por si alguien quiere tomar nota. Tú te comprometes a dar una serie de servicios a los vecinos y el ayuntamiento te da una subvención anual. Si yo le sacase 500€ al año a cada municipio que visito, sería el rey de la samba. Pero creo que vamos hacia ahí, y cada vez hay más ayuntamientos concienciados en que es el dinero mejor empleado.
Esto también tiene muchos problemas y escondites, pero no quiero alargarme.
Lo peor, sin duda, los ayuntamientos grandes con pocos pueblos. Esos, mejor rodearlos. Pero en Zamora hay muy pocos de esos. Cinco o seis, y algunos fuera de mi ruta.