Acoso y suicidio; Cuando lo normal es lo equivocado

Cada día que pasa salen a la luz más casos de suicidios y cada vez se pide más alto que se hable de ello y se busque una solución. Nunca he pensado en suicidarme, pero la gente se escandaliza cuando afirmo que comprendo perfectamente que alguien tome esa determinación.

Por casualidades del destino (o por culpa mía, vaya usted a saber) me he encontrado en la vida con situaciones difíciles en las que nadie me ha apoyado. Algunas de ellas han sido en el trabajo, dónde un grupo de trabajadores que me consideraron una "amenaza" como posible competidor se las ingeniaron para hacerme la vida imposible. Los jefes, por supuesto, ignoraron mis quejas hasta que tomaron la determinación de que "muerto el perro se acabó la rabia" y me despidieron.

No es la única vez que me encontré con esta situación en el trabajo, de hecho diría que es la norma tratar de pisar a los compañeros para llegar lo más alto posible. En ese caso sólo se dieron las circunstancias propicias, incluyendo familiares de los jefes por medio, para que el acoso fuera constante, persistente e ignorado.

En tu casa aún es peor. Desgraciadamente he sufrido vecinos odiosos que te hacen la vida imposible, perturbando mi descanso hasta conseguir que me marchara. El hermano de uno de ellos era policía local, para que veáis que el tema, ya de difícil solución de por sí, tenía aristas bastante complejas.

La segunda vez un vecino con alquileres vacacionales no declarados decidió que durante los diez meses al año que no alquilaba iba a evitar que durmiera. Al menos en este caso, aunque consiguió echarme, se llevó una buena multa por no declarar los alquileres, para lo cual tuve que gastar mi tiempo.

No voy a poner más ejemplos porque creo que el tema está claro. Son situaciones en las que te encuentras desprotegido, sin apoyo, y sin nadie de los que quiere pueda ayudarte. Y para colmo cuando insistes con el problema es a ti al que tratan de alejar.

La pregunta que me hago es: ¿Estamos haciendo algo para evitarlo o para fomentarlo?

Siempre recordaré el caso de un profesor universitario alemán que un día apareció con un arma y abrió fuego contra sus compañeros. Era joven, tenía un buen trabajo, ¿qué había pasado? Las noticias pasaron de puntillas por el tema los primeros días, donde se decía que "era joven, activo y traía nuevas ideas y ganas de probarlas". Con el tiempo se supo que el resto de profesores negaban todas sus sugerencias de forma sistemática, aunque demostrara que se habían puesto en práctica en otros sitios con muy buenos resultados.

Sobre los suicidios de gente joven hay bastante más que hablar. Con pocos años su círculo de amigos se suele reducir al colegio o instituto, donde si te hacen la vida imposible te quedas desamparado. Recuerdo el caso de Lugo cuando un niño tuvo que cambiarse de colegio porque los otros le pegaban... Y quedaron de nuevo para encontrarlo en su vuelta a casa y darle una paliza.

En este caso la paliza saltó a los medios y se buscaron las conversaciones en mensajería que sirvieron para "condenar" a los agresores y su premeditación, a pesar de que borraron el grupo donde habían hablado de ello y se habían organizado. ¿Nadie vio nada? ¿Profesores? ¿Padres?

No hay más suicidios porque la gente tenga más problemas, sino porque los que tienen carecen de vías de solución y se van agravando con el tiempo. No es tarea nuestra detectar estos problemas si no tenemos cercanía con la persona, aunque podemos hacerlo si acude a nosotros; Es tarea de las autoridades competentes que cuando alguien acuda con un problema de estas características se actúe informándose al máximo de la situación y actuando contra los acosadores.

De lo contrario seguirá gente quitándose de en medio. Y nosotros nos quedamos con los delincuentes.