Hablemos claro: yo sí.
Esto es una puñetera emergencia y los veterinarios son personal sanitario de primerísimo nivel. Ya me hice una vez un tajo con un cuchillo y me lo cosió el veterinario. ¿Y qué pasó? Pues nada: que se me curó, que no tengo ni una puñetera cicatriz y que fue todo rápido, limpio, y sin complicaciones. ¿O qué crees que tiene de especial tu pellejo para un profesional acostumbrado a cortar y coser pellejos?
En el mundo rural lo tenemos claro: si no es un tema realmente grave o complejo, pregúntale al veterinario. Te saca una astilla, te cose una herida, te saca un perdigón, te compone de emergencia una fractura, y te vacuna de lo que sea. O lo hacían los de antes, porque ahora les puede caer un paquete y ya no lo hacen. Pero por razones legales: no por falta de cualificación ni por impericia.
Pero en una emergencia, en los pueblos, hay que contar con ellos.
Saben hacerlo. Pueden hacerlo. La gente confía en los veterinarios. Si pueden vacunar a tu perro, a tu gato, a tu caballo y a tus ovejas, pueden vacunarte a ti. Con garantías. Limpia, rápida y eficazmente. Porque se supone que tú no das coces, ni arañas, ni muerdes. Así que para ellos va a ser de una facilidad extrema. Van a poner veinte vacunas en una hora, como los dejen, acostumbrados a vacunar criaturas peludas que no se lo toman con tanta deportividad como tú. Van a hacerlo rápido y bien.
Es al hora de ser serios: nuestra sanidad animal es de primer nivel. Nuestros sanitarios animales son de primerísimo nivel. No podemos mantener ocioso ese capital humano mientras el tiempo pasa. Hay que decirlo: menos confinamientos y más aprovechar lo que tenemos.
Sí, claro que sí, claro que permitiría que me vacunase un veterinario.
Y puestos a pedir, me encantaría que castrase a más de cuatro que no debo mencionar.
Con garantías.