Cuando el licor está en o por encima del 40% de alcohol por volumen, las moléculas de guaiacol tienden a permanecer en el cuerpo del líquido, alejándose de la superficie. Pero cuando los investigadores simularon la disolución del whisky a un 25%, el guayacol se desapegó del etanol y, distribuyéndose mejor en el vaso gracias a ello, flotó hacia la parte superior del líquido, con todos sus sabores para ser más fácilmente degustados.