Lo que está claro es que las IA ya no son herramientas del futuro, y en nada podremos tener novelas hechas a medida por una IA que nos dará lo que queramos leer, o que haga guiones de películas y series, o decore paredes y haga tormentas de ideas por nosotros.
Y luchar contra ello es imposible, habrá que aprender a trabajar con ellas.
Con esta forma de actuar, con este respeto que demostramos por la vida estamos condenados a desaparecer. No podremos avanzar como especie si no tomamos conciencia de lo que realmente representa la vida y el inmenso valor que tiene.
Somos como un niño que la misma noche de reyes rompe sus juguetes adrede.
Si todos los individuos tomasen conciencia de que pertenecemos a la misma especie y que nuestra subsistencia como sociedad depende del esfuerzo de todos no habría nada imposible para el ser humano. Nos sentiríamos orgullosos de lo que lograríamos y no como ahora, que para sentir orgullo hay que tener una cartera abultada, cuando esa cartera no es más que una acumulación de riqueza proveniente de la destrucción de los hábitats que hacen posible nuestra existencia.
Hacemos exactamente lo contrario que deberíamos con el inmenso esfuerzo que ello representa. Si hiciésemos lo correcto, si repartiésemos los recursos equitativamente tendríamos un sistema que absolutamente todos estaríamos dispuestos a defender.
Y luchar contra ello es imposible, habrá que aprender a trabajar con ellas.