Antes del desalojo desconectaron las cámaras que emiten imágenes de la Plaza Catalunya y aledaños. Sabían a lo que iban. Si no fuera porque en los tiempos que corren mucha gente tiene cámaras y cuentas en redes sociales para propagar dichas imágenes, nos habríamos tenido que conformar con sus cifras oficiales y sus vídeos censurados, lo cual habría sido más que suficiente para apaciguar ánimos y minimizar reacciones. Afortunadamente los tiempos son otros. Los Felip Puig pertenecen a la prehistoria; su presencia aquí y ahora es un absurdo temporal que no tardará en subsanarse.
Lo de las cámaras viene siendo una constante siempre que se preparan para repartir hostias. Habría que denunciar esto.