Si en un país se legaliza un crimen, ese crimen no deja de ser un crimen por ser legal: es un crimen legalizado. Y podré seguir llamándolo crimen, lo cual no viene impedido por el estatus legal.
Si en un país se legalizan la cobardía, la bajeza, o el ser unos payasos o unos desgraciados, entonces esa cobardía, esa bajeza, o ese ser unos payasos y unos desgraciados no dejan de ser tales cosas por el solo hecho de estar legalizados: son cobardía, bajeza, ser payasos y ser desgraciados con un estatus legal. Y podré seguir llamando a esta gentuza taurina cobardes, bajos, payasos y desgraciados, aunque sabré que son cobardes, bajos, payasos y desgraciados tipificados en la ley.
Lo que esta gentuza taurina cree, es que la ley hace la ética; lo que su inferioridad mental es incapaz de entender, es que es al contrario, la ética hace la ley, cosa que en un país intelectualmente inferior no se aprehende ni se hace.
Si en un país se legalizan la cobardía, la bajeza, o el ser unos payasos o unos desgraciados, entonces esa cobardía, esa bajeza, o ese ser unos payasos y unos desgraciados no dejan de ser tales cosas por el solo hecho de estar legalizados: son cobardía, bajeza, ser payasos y ser desgraciados con un estatus legal. Y podré seguir llamando a esta gentuza taurina cobardes, bajos, payasos y desgraciados, aunque sabré que son cobardes, bajos, payasos y desgraciados tipificados en la ley.
Lo que esta gentuza taurina cree, es que la ley hace la ética; lo que su inferioridad mental es incapaz de entender, es que es al contrario, la ética hace la ley, cosa que en un país intelectualmente inferior no se aprehende ni se hace.