#15 La invasión israelí del Líbano en 1982 tuvo consecuencias profundas y duraderas en la región, pero reducir su impacto al surgimiento de Hizbullah es simplificar un conflicto que es, por naturaleza, multifacético. Aunque es cierto que la invasión facilitó la creación del grupo como una respuesta a la ocupación, este fenómeno no puede entenderse sin considerar el contexto más amplio.
En primer lugar, el Líbano ya estaba inmerso en una guerra civil desde 1975, un conflicto que involucraba a diversas facciones y grupos armados, cada uno con sus propias agendas y objetivos. La llegada de las fuerzas israelíes intensificó las divisiones internas, ya que diferentes comunidades libanesas vieron la invasión de manera distinta. Para algunos, Israel era visto como un aliado en la lucha contra los palestinos y los grupos chiítas; para otros, era un ocupante extranjero que amenazaba la soberanía nacional.
Además, la invasión no solo impulsó la creación de Hizbullah, sino que también fortaleció a otros grupos, incluyendo facciones palestinas y milicias cristianas, lo que generó un ambiente aún más caótico y violento. La resistencia armada no era exclusiva de Hizbullah; otros grupos también se movilizaron en respuesta a la ocupación israelí.
En este contexto, la narrativa de resistencia que Hizbullah ha promovido a lo largo de los años también debe ser vista con escepticismo. A medida que el grupo ganó poder y legitimidad, sus acciones no siempre reflejaron los intereses del pueblo libanés, sino que en ocasiones respondieron a agendas externas, particularmente la influencia iraní. Esto plantea preguntas sobre la verdadera naturaleza de su resistencia y si sus objetivos se alinean con los de la sociedad libanesa en su conjunto.