Me recuerda al jefe de Playmobil, cuya filosofía era parecida: "Mis empleados contentos y seguros producen más y mejor que si están más pendientes de presentar resultados".
#5 Bueno, es que Japón también lo olvidó. Japón ha tenido su propia crisis financiera hace unos años y ahora mismo está saliendo. Deberíamos fijarnos más en como están saliendo otros de situaciones parecidas a la nuestra y nos ahorramos el camino de zarzas.
La Sociedad besuguizada que ve telebasura, son compradores compulsivos,consumistas desaforados y analfabetos por deseo propio. Todo un autentico drama.
Yo, sin embargo, recomiendo leer "Rebelarse vende: el negocio de la contracultura"
Y de paso, pongo un extracto del inicio, que viene a cuento: es.wikipedia.org/wiki/Rebelarse_vende
“Basta con repasar la lista de los libros más vendidos de los últimos tiempos: los ensayos más populares son aquellos que critican el consumismo, como No Logo, Culture Jam, Luxury Fever o Fast Food Nation. «El mercado ha respondido con una abundante oferta de productos y libros anticonsumistas». En la última década, dos de las películas con mayor éxito de público y de crítica han sido El club de la lucha y American Beauty, invitaciones casi idénticas a rebelarse contra el sistema actual. Una de las revistas más vanguardistas y cool de Norteamérica, la contracultural Adbusters, se opone radicalmente al consumo, pero puede encontrarse en cualquier tienda. Creada en 1989 como publicación contra «la propaganda y la mentira imperantes», Adbusters se convirtió en el buque insignia del movimiento contracultural. Su director, Kalle Lasn, aseguró en 1999 que el bloqueo cultural equivaldría a los derechos civiles de los sesenta, el feminismo de los setenta y la protección medioambiental de los ochenta. Pero en septiembre de 2003, la revista Adbusters comenzó a aceptar pedidos de Black Spot, unas zapatillas de deportes «subversivas» fabricadas por ellos mismos que hoy se pueden comprar en Internet por la friolera de 120 dólares. «A partir de ese día, nadie con dos dedos de frente siguió pensando que existiera un enfrentamiento entre la cultura tradicional y la cultura alternativa. A partir de ese día quedó claro que la rebeldía cultural, tal y como la plantea la revista Adbusters, no supone una amenaza para el sistema, sino que es el sistema», afirman Heath y Potter. ¿Se vendió Adbusters al sistema? No se ha vendido, concluyen, porque no tenía una doctrina revolucionaria que vender. «Lo que defendía, sencillamente, era una versión recalentada de la teoría contracultural que… » ver todo el comentario