#12 En cierta manera, me alivia que alguien más las odie. Tengo la sensación de que soy el único que ve estas cosas. A nadie de mi entorno le parece aberrante que haya un negocio que se base en esta extorsión.
Justo acabo de llegar de ver un piso que venden sin inmobiliaria (¡milagro!). Muy bien todo, pero... bar debajo de casa con terraza que quitan a la 1 de la madrugada, siguiendo la normativa local. Esto es otro melón gordo, pero ya para otra ocasión.
España está podrida de odio derechista y hay que agradecer a Pedro Sánchez que se come él solito el 90% de la mierda que sueltan. De no ser así estas personas estarían volcando su bilis con inmigrantes, con pobres, con izquierdistas...
Esta tropa nos llevaría encantados a una guerra civil y no tendríamos muy claro qué poner en los libros de historia como casus belli.
#57 Yo llevo meses buscando vivienda para comprar. Ya antes de pinchar el anuncio sabes si es de inmo o de particulares, solo por el precio. Además las inmobiliarias son mucho más reacias a bajar el precio con el paso de los meses.
Por otra parte, no he visto gente más inútil en mi vida. No te saben contestar a dudas técnicas, suelen tener más problemas de agenda para enseñarte el piso... Y todavía piden que les pagues una barbaridad por no sé muy bien qué servicio.
#129 Está feo permitir que se vendan armas en un país en el que hay tiroteos con víctimas cada día. Supongo que eso me da derecho a complicar la vida de los estadounidenses. A ver si así desisten y hacen lo que yo quiero.
#35 Siempre me he preguntado por qué hay países que se toman tantas molestias en complicar la vida a los comunistas. Si el sistema es tan malo, caerá por sí mismo y dará ejemplo. Pero no. Se les aísla, se les saca de las redes de comercio internacional, se les invade, se les imponen políticas nocivas desde el FMI... de todo. Curioso.
#15 Me estás dando la razón entonces. No es normal tener que dejarse un sueldo en pagar una vivienda. ¿Qué solución le das a quien vive solo? Pagar un alquiler hoy es tan caro que te impide ahorrar para la entrada de un piso. Y esto se debe a políticas negligentes que priorizan el beneficio de especuladores o de dueños de alquileres turísticos sobre el derecho a un techo.
Vamos derechos a una sociedad en la que los nacidos después de 1990 son esclavos de sus caseros.
#3 Había oído hablar de vosotros. Los que dicen que los jóvenes no compran pisos porque se lo gastan en aguacates y Netflix. Pensaba que era un mito.
Una duda, ¿Cuándo compraste tus dos pisos cada letra te suponía un 70% de tu salario? Pregunto porque no me salen las cuentas, a menos que un piso te lo esté pagando tu inquilino.
El juego se ha roto, el mercado no da solución a una necesidad, así que toca buscarlas en la ilegalidad.
#41 Me chirría la palabra catastrofista. Puede significar dos cosas: es la persona que concluye que ocurrirá una catástrofe o la que la desea (por cualquier motivo). A los que somos de los primeros nos molesta la segunda acepción.
No sé a qué te refieres con ingenio humano, es una cualidad mucho menos habitual que la que mueve el mundo ahora mismo: la codicia. Y la que nos lleva al abismo.
#7 Si piensas que se arregla votando, me parece que el cándido en este caso eres tú.
Si hubiera un partido que realmente pueda hacer algo, se lo cargan en la casilla de salida. La política es una cortina de humo muy útil para dar la ilusión de que pintamos algo. Pero el poder está en las grandes corporaciones y no van a ceder a menos que les hagamos frente.
Recomiendo leer "Realismo Capitalista" de Mark Fisher. Su tesis principal es que somos incapaces de imaginar un sistema distinto al que tenemos, y que se ha consolidado el "There's no alternative" de Thatcher.
Sí que echo en falta que se hable de clases, de la obrera más que nada. Y de los abusos que sufre a manos del poder económico. A ver si ABC pública algo de este tema.
#35 Pues será del mismo planeta que yo, porque lo veo así en todas partes. Sin ir más lejos, mis compañeras de trabajo. Cada vez que entran hombres de su edad lo "califican" y cuando está bueno el tío, todas se ríen y lo celebran. Otra de ellas me ha dicho de todo: que estoy bueno, que si quiero follar con ella, que si folla poco...
Es todo coña y me hace gracia, pero desde luego eso no lo podría decir yo sin graves consecuencias (hay una responsable anti acoso en la empresa).
No sé de dónde sale ese dinero, pero si es del erario no me hace un cristo de gracia. No veo el motivo para incentivar ganar una medalla olímpica o paralímpica, conseguirla es sí ya es suficiente premio.
El dinero público es sagrado y hay que gastarlo con prudencia. Con cosas como ésta le damos argumentos a los neoliberales para atacar al estado.
Parece que todo hay que justificarlo con que "es bueno para la economía". Me da igual que las vacaciones no les gusten a los jefes, la verdad, no me hace falta vender la moto de lo mucho que descanso y lo bien que voy a producir después.
#8 Traigo anécdota relacionada. Una amiga lleva seis años soltera y buscando novio. No lo encuentra por sus altas exigencias y una de ellas es que el chico tenga estudios universitarios como ella. Pues bien, hace poco en un juego ella tuvo que nombrar 3 ciudades rusas y no logró decir ni una. Luego pasó lo mismo con China.
Habrá casos y casos, pero mi amiga que es bastante ignorante quiere un novio con estudios para presumir de él, o al menos, para no avergonzarse. Y no veas el asco que me da.
Rara vez se salvan estas noticias de la crítica al sistema educativo o a los docentes.
Me he acostumbrado, pero me asombran los comentarios "en el cole te enseñan a aprender de memoria y vomitarlo todo en un examen", "yo sacaba buenas notas en inglés pero no sé hablar nada", "según sales se te olvida todo", "¿para qué te servía hacer un análisis sintáctico?”... Y me refiero a adultos, ojo.
Ésta no ha sido mi experiencia, y eso que era medio idiota. A mis 40 tacos sigo yendo a clases de materias que nada tienen que ver con mi trabajo, solo por el placer de aprender. La a calidad de las clases privadas que recibo hoy en día no tiene que envidiar a mi educación básica, con la única excepción de la gran cantidad de alumnos por clase que éramos en la ESO.