Por supuesto, con anterioridad al trabajo de Sundblom ya había “santa claus rojos”. Sin la menor duda. El rojo era un color atribuido a los obispos, y después de todo, Santa Claus era San Nicolas de Myra o de Bari, el obispo matón del siglo IV. Pero también había Santa Claus púrpuras y Santa Claus verdes y Santa Claus multicolores. Pero eguramente era el verde el color predominante. Y baso mi convicción en el hecho probado de que el popularizador del icono moderno de Santa Claus no es otro que Washington Irving, como es bien sabido, a través de su popular poema “The Night Before Christmas”. En ese poema, Irving describe a Santa Claus como un viejo elfo (“a right jolly old elf”). Ahora bien, los elfos en principio, se considera que deben ser verdes, si bien también hay controversia sobre esto. Por si fuera poco, hay algunas obras de arte destacadísimas en las que San Nicolás aparece vestido de un impecable verde. Puedo mencionar, por ejemplo, nada menos que el maravilloso retablo de Raphael en la Iglesia de San Fiorenzo, en Perugia. O el magnífico tríptico de Fra Angelico “La Historia de San Nicolás y el grano para Myra”, que se encuentra en la pinacoteca del Vaticano. O la obra de Lorenzo di Credi “Virgen y Niño con San Julián y San Nicolás”, que está en el Louvre. Y hay muchos otros casos que abonarían la tesis de un Santa Claus verde.