#4 Yo también curré de teleoperadora, en Teleperformance y para Iberdrola. Para mí lo peor fue la presión de tener que vender, pero en ningún momento tuve que mentir descaradamente, es más, eso estaba penalizado, pero sí omitir algunos datos si el cliente no pregunta, pero si la gente no se interesa por sus cosas yo tampoco voy a insistir.
Otro problema era la propia Iberdrola. Cada vez ponía normas más absurdas que había que cumplir a rajatabla, como leer un texto nada más la persona dice "Diga" al otro lado. La gente se cree que escucha una máquina y, evidentemente, te cuelga. Ya te cuelga por lo normal, imagina si le tienes que soltar un rollo todo seguido.
Y el programa de gestión, el Tiphone. Lo peor de lo peor. Si dejabas a un cliente argumentado, es decir, preparado para comprar, no te volvía a ti, sino que le podía caer a cualquiera de tus compañeros. Se montaban unos cristos tremendos, y entre compañeros había unas movidas que bueno bueno, porque depende mucho de la suerte que cumplas los objetivos.
Si no tuviese la presión de los objetivos yo estaría encantada de teleoperadora, me gusta hablar con la gente y mis compañeros en concreto, los de mi pasillo, eran muy majos y me ayudaron mucho. Quizá tuve suerte, porque también había cada elemento... Yo, en atención al cliente, creo que estaría contenta. Me pagaban 840 brutos por seis horas semanales, no sé si es que perdí el norte, pero a mí me parece bien.
Eso sí, si tuviese que trabajar mintiendo como una cerda y jodiendo a la peña a conciencia, me meto a puta que soy autónoma
Otro problema era la propia Iberdrola. Cada vez ponía normas más absurdas que había que cumplir a rajatabla, como leer un texto nada más la persona dice "Diga" al otro lado. La gente se cree que escucha una máquina y, evidentemente, te cuelga. Ya te cuelga por lo normal, imagina si le tienes que soltar un rollo todo seguido.
Y el programa de gestión, el Tiphone. Lo peor de lo peor. Si dejabas a un cliente argumentado, es decir, preparado para comprar, no te volvía a ti, sino que le podía caer a cualquiera de tus compañeros. Se montaban unos cristos tremendos, y entre compañeros había unas movidas que bueno bueno, porque depende mucho de la suerte que cumplas los objetivos.
Si no tuviese la presión de los objetivos yo estaría encantada de teleoperadora, me gusta hablar con la gente y mis compañeros en concreto, los de mi pasillo, eran muy majos y me ayudaron mucho. Quizá tuve suerte, porque también había cada elemento... Yo, en atención al cliente, creo que estaría contenta. Me pagaban 840 brutos por seis horas semanales, no sé si es que perdí el norte, pero a mí me parece bien.
Eso sí, si tuviese que trabajar mintiendo como una cerda y jodiendo a la peña a conciencia, me meto a puta que soy autónoma