#11 Sánchez me cae fatal. Pero no conozco político que haya sobrevivido a lo que este tío. Le da mil vueltas a cualquiera otro de la actialidad política de España. Y probablemente a cualquiera desde que empezó la democracia. Nadie ha sobrevivido a lo que este tío.
#2 en nuestro caso leímos El Hobbit casi en pandilla, luego ESDLA y ya estábamos con MERP.
Dissfrutamos varios años de rol en grupo, lápiz y papel, dados "raros" y sobre todo mucha imaginación.
Luego llegó lo de A3 y la catana y todo el rollo aquel. Supongo que preadolescentes y adolescentes jugando horas y horas sin consumir y sin ver la TV no les hacía gracia.
Con este libro empezamos. Luego, Rolemaster. Después, un montón más: RuneQuest, AD&D, Pendragon, Akelarre, de Star Wars...
pero como aquellas primeras partidas en la piel de elfos sindar en la Tierra Media... nada.
#17 me da mucha pena, pero es que ya el "juego" no está en el disco. El juego sale sin terminar, casi en fase beta, los primeros días le meten un montón de parches, se va afinando con las actualizaciones de las semanas o meses siguientes... es un asco, pero en muchos casos lo que trae el disco es un instalador que permite acceder al servidor desde el que te descargas el juego entero. El disco físico pasa a ser un mero objeto de merchandising más. Pero es cierto que si pagas una pasta por una edición coleccionista de esas, qué menos que te incluyan un disco, aunque sea para mantener la ilusión de que has "comprado un juego" (en realidad, pagamos por una licencia de uso limitadísima, según las condiciones draconianas del EULA de turno).
El formato físico ha muerto. Sigo agarrado a lo poco que queda de él, aún para esta generación de consolas compro los juegos en disco o cartucho (tengo PS5 y Switch). Pero creo que es ya la última que disfrutaré así.
Los juegos se lanzan muy verdes, incompletos, plagados de bugs. Muchos simplemente ni van a no ser que durante la instalación se bajen un parche gigantesco de "día 0". Otros, directamente lo que traen es una especie de instalador en el disco. «El mundo ha cambiado. Lo siento en el agua. Lo siento en la tierra. Lo huelo en el aire. Mucho de lo que una vez fue está perdido. Porque nadie vive ahora que lo recuerde».
Verano Asimov