La homeopatía es un placebo como cualquier otro. Y como tal, si sirve de ayuda psicológicamente y (sólo hasta cierto punto) también físicamente, pues tampoco es tan malo.
El auténtico peligro de estas pseudociencias, más allá del uso puntual y anecdótico que de ellas hacen ciertas personas con la esperanza de complementar a la medicina científica, es que en algunos cass llegan a suplantar a esta última, reemplazando los tratamientos verdaderamente curativos y eficaces por placebos e impidiendo una auténtica sanación. Este peligro lo corren sobre todo aquellas personas fuertemente influenciables e hipocondríacas, paranoicas, esquizoides o con tendencia a la conspiranoia (son los que despotrican contra la "conjura mundial envenenadora de las farmacéuticas" y demás lindezas).