El evento lo organiza el club de lectura feminista y LGTBI "Lees Otras Cosas" de Granada. Ve a verla con ellas desde otra mirada. En el debate se tratará de responder a estas preguntas: ¿Por qué no es una historia de amor? ¿Por qué ella no se lo ha buscado? ¿Por qué no es culpa de su madre por no protegerla?
"¿Usted me puede decir en directo que en los informativos, o en un programa como este, se puede hacer periodismo sin consignas, sin vetos, sin censuras, sin ser presionado?", preguntaba en aquel momento Milá al directivo de RTVE. Una aparición pública que hoy en día no imaginamos. "Lo he dicho en el Parlamento en numerosas ocasiones. A ver si algún trabajador puede decir en algún momento que el director general dio una consigna, levantó un programa, ordenó a un invitado o vetó a alguien", contestó.
De la Cueva ha escrito Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir (Lumen) que es un recorrido biográfico, entretenido y con ilustraciones de Malota. El libro nació de la investigación que por cuatro años ha hecho la autora quien asegura que comenzó con pie izquierdo el abordaje de la vida de Beauvoir: «Empecé a leer los estudios y las críticas que se hacían sobre la obra y vida de Simone, más tarde, descubrí por una frase de Lyndall Gordon -biógrafa de Virginia Woolf, entre otras- que la mejor manera de conocer a un personaje es a través de sus propios escritos», comenta de la Cueva.
«Acusarnos de apayadas es súper injusto. Es como que te excluyen. Te quieren decir que estás excluida totalmente. Es como decir: No perteneces. Te aceptamos, pero no cuadras. Y, sí que a veces te puedes llegar a sentir mal. Pero, lo que pasa es que tienes que ser fuerte y un poco pesar en balanza: qué es lo que más me compensa. En mi caso lo que más me compensa a veces es estar en soledad, el poder verlos en navidad, sé que están ahí, sé que si me pasara algo sé que yo puedo contar con ellos. Pero, ya me ha acostumbrado durante estos diez años a sobrevivir yo sola a la adversidad, ¿no? por lo cual me he hecho súper independiente (…)». (EM.5).
... Igual que fusionar cajas quebradas con sanas no hacía cajas fuertes, sino más débiles, igual que juntar hipotecas impagables con otras sanas no reducía el riesgo, lo aumentaba, crear paquetes de deuda no hace la deuda griega, española o italiana más solvente, sino la alemana más arriesgada.
Los Eurobonos ya eran una malísima idea. Mutualizar la deuda entre todos los estados cuando la inmensa mayoría no solo no tienen responsabilidad crediticia sino que la rechazan cada dos por tres, es una bomba de relojería. Un incentivo al despilfarro y a pasarles el problema a los demás. No, en Estados Unidos no existe ese concepto que se nos quiere vender como la panacea para Europa. Detroit quiebra y no lo rescata Texas, ni siquiera Illinois, su estado. California quiebra y no lo rescata Nevada.
Compartir el riesgo cuando no se impone ni la responsabilidad ni la penalización, es un suicidio colectivo.
... la impediría presentando su dimisión. No ha ocurrido ni una cosa ni la otra y desde este viernes Pedro Sánchez es el tercer presidente socialista de la democracia.
Ante la presentación de la moción de censura llamó la atención, por el contraste, el entusiasmo que mostraron Antonio Maíllo (IU) y Teresa Rodríguez (Podemos) frente a las más tibias de la propia Díaz, advirtiendo que “no debe haber concesiones y acuerdos” a los independentistas. Dicho eso, en el PSOE andaluz todo el mundo sostenía que Sánchez no tenía más remedio que tomar la iniciativa tras la sentencia de la Gürtel, salir de la tramoya y situarse en el centro del escenario.
Los compradores pagaron 1.100 millones de pesetas por el complejo. (24 millones de media por cada apartamento de 110 metros cuadrados, más zonas comunes). "En un barrio donde el precio del metro cuadrado anda por las 500.000 pesetas, los dirigentes del PP compraron por menos de la mitad del precio de mercado"'
... Ya recuperado del aturdimiento, para que el artículo no sea interminable, me limitaré a destacar tres motivos (creo que de peso y suficientes) para abalanzarse a leer novelas.
En primer lugar quiero mencionar una estimación científica: el lector de novelas experimenta una ampliación de la conciencia cuyo correlato es un enorme ensanchamiento de su conocimiento (no contrastable, me sabe mal por los amantes del dato) sobre el mundo. Aunque las novelas se desarrollen en espacios ficticios (o dicho de otra manera: los hechos narrados y protagonizados por esas sofisticadas herramientas de exploración hipotética conocidos como personajes no tienen continuidad cuando se cierra el libro, ni consecuencias jurídicas) son verosímiles, nos transmiten información cabal sobre distintas áreas del mundo y sus habitantes; y se trata de una información de primera calidad, que cuesta mucho encontrar en otra clase de texto: íntima, privada, expresada en forma de deseo, de contradicción o de duda. Entrar en el mundo hipotético que traza la novela (con el que se discute, evalúa o impugna el real) nos proporciona una manera estupenda de relacionarnos y comprender otras culturas, otras expectativas, otras clases sociales, otros géneros, incluidos nuestros rivales y enemigos, ya sean reales o imaginarios. Y lo mismo (o algo muy parecido) puede aplicarse a las estructuras políticas que los envuelven.
Ya no puedo mirar a mi alrededor sin ver Marketing, Branding, PhotoShop, Tercios, estrategias de Neuromarketing. También mi ojo ha cambiado, ahora mirar implica sacar fotos, grabar, poner un slogan, pensar un formato.
Me siento, como mis compañeros, un chivo expiatorio de la intolerancia y de un Estado que actúa vengativamente. No sólo sufrimos una prisión incondicional, nos tienen bien lejos de casa, que es un castigo adicional para nuestros hijos y familia. Aparte de atribuirnos unos delitos que ni remotamente hemos cometido, como ya ha dejado en evidencia media Europa.
Iñiguín, ¿qué tal si te vas con la Gusana Díaz (gobierna Andalucía gracias al apoyo de Ciudadanos, tus amigos) y dejas en paz de una vez a la gente decente que sí quiere cambiar de verdad las cosas?
Yo no pido que todo el mundo esté de acuerdo con este planteamiento de que hay que acordar con otras fuerzas. Sí que pido que quien no esté de acuerdo me explique cómo se van a cambiar las cosas, salvo que el proyecto sea cambiarlas en 15 años, pero yo pienso que en ese tiempo las cosas se han podido pudrir. Por tanto, me parece inevitable. Cuando yo le tiendo la mano sistemáticamente, día tras día, en público y en privado a Ciudadanos para que intentemos llegar a un acuerdo para tener un gabinete de transición que nos lleve a las elecciones sin nadie dopado, lo hago no por confianza en ellos, sino por confianza en nuestro proyecto. Lo que estoy diciendo entronca con la esperanza de una mayoría de ciudadanos. Hay que ser muy firmes en las convicciones pero con el realismo y pragmatismo para que se puedan realizar.
... Sus colaboradores, amigos, camaradas y familiares fueron asesinados. Y sin embargo, no sucumbió en el abismo morboso del pensamiento decadente. Su actitud se parecería al estoicismo si no fuera porque no tenía el cariz de sufrimiento resignado de éste y porque fue el mismo Trotsky quien escogió su destino libremente y con satisfacción; al estoico el destino es el que lo “escoge por el cuello”. Normalmente los posmodernos llevan una vida apacible escribiendo maldiciones contra derecha e izquierda sin la necesidad de quitarse la pijama o sin tener que traspasar las puertas de un café parisino.
Esta es la historia de una niña que nació mono. Al menos, así se sentía Samira: casi se hicieron corpóreas sus orejas de diminuto simio, su larga cola, sus ojos vidriosos de animal aterrado. “Era un mono encerrado en una jaula de dolor y violencia, sin salida frente a un mundo que me miraba indiferente desde el otro lado de los barrotes y que no hacía nada por ayudarme”, escribe Rebeca Khamlichi en Las hijas de Antonio López (editorial Bridge). La artista era conocida, hasta ahora, por sus lienzos de vírgenes pop: muñecas sacras y coloridas que, en vez de al niño Jesús, sujetan a Batman o guardan en el pecho una hamburguesa ardiente donde habría de ir un corazón. ¿Y las aureolas divinas? Donuts rosas glaseados.
... El gran acontecimiento que supuso la Ilustración, el deseo de acabar con las supersticiones y la obediencia a los dioses, cobró una deriva mercantilista, incapaz de ser detenida por sus propias barreras de vigilancia democrática, cuando el poder con prestigio pudo desentenderse de todos los sentimientos igualitarios y fraternales, empeñado sólo en producir, ser eficaz y barajar de la manera más rentable los valores de uso y los valores de cambio, sin responsabilizarse de ninguna de sus consecuencias éticas. Una tragedia, porque las aspiraciones de la Revolución (libertad, igualdad y fraternidad), no son una simple acumulación de deseos, sino un tejido de hilos que no pueden separarse.
En otras palabras: a veces pasa demasiado tiempo entre la aparición de las nuevas tecnologías, el desempleo, el aumento de la productividad, de las remuneraciones y la aparición de nuevos puestos de trabajo. En otras ocasiones el desplazamiento es, con diferencia, mayor que la compensación. Es decir, que los despidos son muchos más que las recolocaciones. A estas situaciones se las conoce como «pausa de Engels», porque es donde se quedó en sus investigaciones el filósofo alemán, que no logró ver la totalidad del ciclo.
"Nosotros no tenemos ninguna intención de convertirla en icono pop ni nada por el estilo, sino que nos parecía interesante, al igual que te puede fascinar el personaje oscuro de una novela", explica el escritor Miqui Otero, organizador del Festival junto a Kiko Amat.
"... avanzar hacia una politización de la existencia. En poco tiempo, Podemos se ha convertido en una fuerza política secundaria, y la llamada nueva política se nos aparece muy vieja."
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"Para mí, lo interesante era el 15M. Lo interesante era decir un basta colectivo a las relaciones de poder, de sentido y de explotación. Utilizar el espacio como palanca para tomar la palabra y empezar a experimentar formas de vida diferentes: a ésto es lo que llamo politizar la existencia. La nueva política lo único que deseaba era entrar en el código gobierno-oposición y nosotros queríamos hacer saltar este código. Hace mucho tiempo que no existe la autonomía de lo político. El subsistema político con su código ha sido absorbido dentro de la realidad plenamente capitalista en la que vivimos. No hay afuera. Pero podemos abrir grietas... para respirar un poco".
... redecorar los jardines a su gusto. Cosas extrañas que suceden porque ese otro lado también está acá nomás.
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“Me interesan los momentos cotidianos que se mezclan con lo extraño, lo insólito, la duda. Lo que llamamos la normalidad, en la que nos sentimos tan cómodos, es un acuerdo social que uno va aceptando con los años. Los niños, por ejemplo, todavía no hicieron ese aprendizaje. Como los locos, ellos tienen su propia verdad y se relacionan con lo natural, con lo sensato, de una manera maravillosa. Jugar desnudo es divertido cuando uno es niño, pero hacerlo de grande está mal. ¿Por qué? Se me ocurren muchas razones, pero me intriga ese límite”, dirá ella más adelante.