#7#14 ¿Extrema derecha? ¿En base a que? Te pongo un articulo de Carlos Alsina:
"Me pasa con Méndez y Toxo lo mismo que con Rouco Varela. Sospecho que los medios nos empeñamos en atribuirles una influencia social que ya perdieron. La sobreatención mediática de que disfrutan no guarda proporción con el peso real que hoy tienen en la vida cotidiana de la gente. Una nota de la Conferencia Episcopal provoca primeras páginas y encendidos debates en la radio. Una rueda de prensa de Méndez y Toxo resulta de obligado cumplimiento. Intuyo que la mayoría de la sociedad no se siente, en absoluto, aludida por lo que digan los obispos –menos aún cuando airean la empanada mental que arrastran sobre la muy humana homosexualidad– y tampoco alcanza a ver a Méndez como un gurú económico, digamos. La gloria mediática la alcanzan ambos en el conflicto con el gobierno de turno. Una manifestación de obispos es portada segura. Una huelga general, ni pregunto. Cuatro días después –con perdón– no se acuerda ni Dios.
La Transición se benefició del papel central que tuvieron los sindicatos de clase para asentar el proceso con sosiego y sin desórdenes. La jerarquía de la Iglesia venía de ser guía espiritual de la católica España y como tal referente fue tratada. Treinta y cinco años después, una nota de Rouco no pesa lo mismo que una carta de Tarancón –obvio– ni una entrevista de Toxo tiene la trascendencia de un discurso de Marcelino Camacho –más obvio–. Me pasa con los líderes sindicales lo que con los obispos. Su lenguaje, su discurso, su tono me parecen de otro tiempo y de otras cruzadas. El temor comprensible que padecen –lo que, en coherencia, están peleando por evitar– es su irrelevancia pública. Los españoles se declaran católicos, pero los templos están vacíos y los sermones son papel mojado."
Si ves algo de extremo aqui, haztelo mirar, porque a lo mejor lo extremo son tus puntos de vista. O a lo mejor estamos hablando de otro Carlos Alsina y yo no me habia enterado.
Las denuncias en un juzgado, en Facebook las fotos del botellón. ¡¡Puta mania de denunciar en un servidor yankee!! Hay que denunciar donde se admiten las denuncias con firma y sello de registro.
Si creas una sociedad en que el objetivo es pasar el casting de Gran Hermano, Hombres, mujeres y viceversa, creas un sistema educativo basado en memorizar, te cargas la enseñanza pública y no ofreces alternaivas de ocio distintas al botellón, sin permitir la conciliación laboral de los padres que tienen que meter a los niños en 50 extraescolares porque no les pueden atender, lo que creas es un producto de la sociedad de mierda y falta de valores. Y no me refiero precisamente a los valores cristianos, que de hipocresía ya aprenden los niños con lo que ven en los telediarios.
"Me pasa con Méndez y Toxo lo mismo que con Rouco Varela. Sospecho que los medios nos empeñamos en atribuirles una influencia social que ya perdieron. La sobreatención mediática de que disfrutan no guarda proporción con el peso real que hoy tienen en la vida cotidiana de la gente. Una nota de la Conferencia Episcopal provoca primeras páginas y encendidos debates en la radio. Una rueda de prensa de Méndez y Toxo resulta de obligado cumplimiento. Intuyo que la mayoría de la sociedad no se siente, en absoluto, aludida por lo que digan los obispos –menos aún cuando airean la empanada mental que arrastran sobre la muy humana homosexualidad– y tampoco alcanza a ver a Méndez como un gurú económico, digamos. La gloria mediática la alcanzan ambos en el conflicto con el gobierno de turno. Una manifestación de obispos es portada segura. Una huelga general, ni pregunto. Cuatro días después –con perdón– no se acuerda ni Dios.
La Transición se benefició del papel central que tuvieron los sindicatos de clase para asentar el proceso con sosiego y sin desórdenes. La jerarquía de la Iglesia venía de ser guía espiritual de la católica España y como tal referente fue tratada. Treinta y cinco años después, una nota de Rouco no pesa lo mismo que una carta de Tarancón –obvio– ni una entrevista de Toxo tiene la trascendencia de un discurso de Marcelino Camacho –más obvio–. Me pasa con los líderes sindicales lo que con los obispos. Su lenguaje, su discurso, su tono me parecen de otro tiempo y de otras cruzadas. El temor comprensible que padecen –lo que, en coherencia, están peleando por evitar– es su irrelevancia pública. Los españoles se declaran católicos, pero los templos están vacíos y los sermones son papel mojado."
Si ves algo de extremo aqui, haztelo mirar, porque a lo mejor lo extremo son tus puntos de vista. O a lo mejor estamos hablando de otro Carlos Alsina y yo no me habia enterado.