Cuando ocurre una masacre en un colegio de este estilo está bien que la sociedad se mantenga vigilante ante posibles mensajes de alerta. Sobre todo cuando, con los acontecimientos ya pasados, se descubre que el ejecutor escribió sobre sus intenciones en varios sitios y nadie hizo caso.
El problema es que con la sobrerreacción de las autoridades consiguen el efecto contrario. Cuando un ciudadano anónimo, con mejor o pero criterio, pone en conocimiento de las autoridades que ha encontrado estos mensajes perturbadores en su muro seguramente no estaba pensando "detened a este hijo de puta". Simplemente quería que se verificara que esta persona habla en broma, no es un peligro realmente y de paso que escarmiente un poco y aprenda a medir las burradas que suelta.
Pero al reacción de las autoridades, deteniendo y destrozando la vida de esa persona ha conseguido el efecto contrario. A ver quien tiene al valor ahora de dar el chivatazo de que en su muro una persona ha escrito un par de burradas. Viendo lo que le pasó al anterior, no quieres joderle la vida alguien por una broma. Y la vigilancia social se interrumpe... hasta la próxima masacre con avisos previos y se repita el ciclo.