Tras la ruina, saqueo y expolio a pymes y autónomos, vienen las generosas migajas anunciadas a bombo y platillo. Es verdad que el estado te rompe las piernas para luego darte una muletas.
#2 Nada, nada.... Como indican las etiquetas se trata de otro caso de "violencia de genero". No hay más causalidad que el heteromachirulismo opresor, sistémico y cultural. Fin del caso.
Presuntamente "vinculadas al nazismo..." con miembros que, al parecer, podrían tener relación con movimientos como el NSBM (National Socialist Black Metal). Uhmm, no sé Rick.
Mientras tanto, se defienden "que le jodan a los Antifa y su propaganda fascista!... somo satanistas, adoradores del Diablo, bastardos de lo oculto que consumen alcohol y nuestra banda no tiene nada que ver con el NS [por National-Socialist Black Metal]." en.wikipedia.org/wiki/Horna
Vamos que esto parece un esfuerzo coordinado para cancelar a estos notas.
David Broncano, Pablo Motos y la alquimia de la nada www.meneame.net/story/david-broncano-pablo-motos-alquimia-nada En realidad, las diferencias entre David Broncano y Pablo Motos son menos de las que parecen. Ambos tienen mucho terreno común: sus programas son escaparates de la cultura de la celebridad, que rinde culto a las personalidades de los triunfadores. Se basan en la creencia errónea de que si alguien en muy bueno en algo también tendrá un modo de ver la vida más completo, afilado o divertido que los demás. Una de las frases que más he escrito en mi vida es la rima de un rapero francés que dice que “el sistema ama a quienes no tienen nada que decir”
Hace unos quince años estuve comiendo con un periodista que trabajaba como asesor de El Terrat. Le conté que había dejado de ver a Buenafuente porque me frustraba que tuviera invitados interesantes a los que no hacía preguntas sustanciales. Me contestó que en la empresa eran conscientes de la superficialidad militante del producto, pero que Andreu tenía claro que en la franja de la noche los espectadores no quieren programas para informarse o aprender, sino para vaciar la cabeza.
Lo que buscamos a esas horas es calma, sonreír un poco y entrar en el estado zen deseable antes de meternos en la cama. Por supuesto, en el Terrat tenían toda la razón y para eso sirven programas como La Revuelta, El Hormiguero y Babylon Show. Sus presentadores son estrellas porque saben dominar la alquimia de la nada, una tarea más complicada de lo que parece.
La polarización nuestra de cada día parece haber convertido la televisión en otra trinchera política. En realidad, las diferencias entre David Broncano y Pablo Motos son menos de las que parecen. Ambos tienen mucho terreno común: sus programas son escaparates de la cultura de la celebridad, que rinde culto a las personalidades de los triunfadores. Se basan en la creencia errónea de que si alguien en muy bueno en algo (música, tenis, interpretación…) también tendrá un modo de ver la vida más completo, afilado o divertido que los demás. Tanto Broncano como Motos saben que esto no es cierto, por eso se rodean de un elenco de tertulianos y humoristas con oficio, capaces de animar las entrevistas más sosas. Los dos son muy buenos en su trabajo, como demuestran las cifras.
Una de las frases que más he escrito en mi vida es la rima de un rapero francés que dice que “el sistema ama a quienes no tienen nada que