Soy donante de sangre desde la mayoría de edad, y de médula desde poco después, porque la hija de unos amigos de mis padres tuvo leucemia y todos los de su entorno nos hicimos las pruebas para ver si encontraba un donante. Estoy hablando de hace unos 25 años, entonces las bases de datos de donantes de médula no estaban centralizadas a nivel estatal.
Los datos que figuran en el banco no garantizan una compatibilidad del 100%, de modo que si en el banco encuentran un posible donante se le llama para hacerle una extracción de sangre y confirmar que el donante es efectivamente compatible con el enfermo.
Sé eso porque me han llamado dos veces para el análisis adicional. Ninguna de las dos veces llegué a donar (quiero pensar que fue porque encontraron donantes más compatibles que yo), pero recuerdo la información detallada y el trato exquisito que me dieron tanto la persona del Sergas que me llamó para informarme como la gente del hospital donde me hicieron las extracciones. El médico que me llamó me dijo que a nadie se le trata mejor en la sanidad pública que al que se pone en una mesa de operaciones (o en una máquina de aféresis, da igual) para intentar salvar la vida de otra persona, y después de la experiencia me lo creí sin sombra de duda.
La segunda vez que fui a hacer la extracción para el análisis adicional, la enfermera me dijo que lo de ser compatible era como ganar la lotería, y que en nueve años que llevaba en el hospital era la segunda vez que hacía un análisis de ese tipo. Se quedó con la boca abierta cuando le dije que entonces yo ya había ganado dos veces, y que la primera vez que había hecho ese análisis también había sido conmigo para un paciente de Miami, tres años antes
Lo único que me dijeron sobre las personas que necesitaban el transplante fue de dónde eran: la primera la de Miami, y la segunda era alemana. Recuerdo que la segunda vez el médico deseaba con especial intensidad que acabara donando, porque al parecer muchas donaciones para pacientes del norte de España vienen de Alemania, debido a que el rastro genético que dejaron las invasiones de tribus germánicas hacen más fácil la compatibilidad, y le gustaba devolverles el favor siempre que fuera posible.
Por supuesto, todo el proceso es absolutamente voluntario, y el hecho de estar en el banco no obliga a nadie a donar aunque haya una compatibilidad total con un enfermo. La última palabra la tiene siempre el donante, pero supongo que no habrá muchos que se echen atrás llegado el momento.
No cuesta nada, no se corre más peligro que el de una ligera incomodidad pasajera, y puedes ayudar a salvar una vida. No hay nada a que tenerle miedo, pero aún así, si hay miedo también puede haber valentía. Si alguien está dudando, que no se lo piense más
El dictador de España, Francisco Franco, adelantó los relojes una hora durante la Segunda Guerra Mundial para estar sincronizado con la Alemania de Hitler. Nota para España: la guerra ha acabado, los nazis perdieron y ahora se puede retrasar los relojes.
#6 Para empezar, la otra no está cerrada, aún se puede menear. Y aunque lo estuviera, esta seguiría siendo duplicada salvo que la otra hubiera sido cerrada por su autor.
#4 En eso estamos de acuerdo, tenerlo así una cantidad infinita de tiempo necesitaría una cantidad infinita de energía, y al precio que está no creo que nadie pueda permitírselo
Los datos que figuran en el banco no garantizan una compatibilidad del 100%, de modo que si en el banco encuentran un posible donante se le llama para hacerle una extracción de sangre y confirmar que el donante es efectivamente compatible con el enfermo.
Sé eso porque me han llamado dos veces para el análisis adicional. Ninguna de las dos veces llegué a donar (quiero pensar que fue porque encontraron donantes más compatibles que yo), pero recuerdo la información detallada y el trato exquisito que me dieron tanto la persona del Sergas que me llamó para informarme como la gente del hospital donde me hicieron las extracciones. El médico que me llamó me dijo que a nadie se le trata mejor en la sanidad pública que al que se pone en una mesa de operaciones (o en una máquina de aféresis, da igual) para intentar salvar la vida de otra persona, y después de la experiencia me lo creí sin sombra de duda.
La segunda vez que fui a hacer la extracción para el análisis adicional, la enfermera me dijo que lo de ser compatible era como ganar la lotería, y que en nueve años que llevaba en el hospital era la segunda vez que hacía un análisis de ese tipo. Se quedó con la boca abierta cuando le dije que entonces yo ya había ganado dos veces, y que la primera vez que había hecho ese análisis también había sido conmigo para un paciente de Miami, tres años antes
Lo único que me dijeron sobre las personas que necesitaban el transplante fue de dónde eran: la primera la de Miami, y la segunda era alemana. Recuerdo que la segunda vez el médico deseaba con especial intensidad que acabara donando, porque al parecer muchas donaciones para pacientes del norte de España vienen de Alemania, debido a que el rastro genético que dejaron las invasiones de tribus germánicas hacen más fácil la compatibilidad, y le gustaba devolverles el favor siempre que fuera posible.
Por supuesto, todo el proceso es absolutamente voluntario, y el hecho de estar en el banco no obliga a nadie a donar aunque haya una compatibilidad total con un enfermo. La última palabra la tiene siempre el donante, pero supongo que no habrá muchos que se echen atrás llegado el momento.
No cuesta nada, no se corre más peligro que el de una ligera incomodidad pasajera, y puedes ayudar a salvar una vida. No hay nada a que tenerle miedo, pero aún así, si hay miedo también puede haber valentía. Si alguien está dudando, que no se lo piense más