Es, de hecho, lo que pretende Reino Unido: sacrificar a unos pocos para evitar que caiga la economía.
Y hay gente dispuesta a sacrificarse así por la patria (me da la risa de plantearlo aquí siquiera).
Ya veremos si les sale bien.
Pero esta filosofía quizás no sea aplicable a países como España, donde la economía está apoyada principalmente en el turismo.
No interesa estar señalada por tener una epidemia campando a sus anchas.
Y, de hecho, tampoco interesa cerrarlo todo a cal y canto a la espera de una vacuna (que llegará seguramente).
Puede que, independientemente de lo que hagamos, nos vayamos a la porra. Y esta vez sin que las familias ha an podido ahorrar.