#205 no creo que sea muy educativo contar historias del abuelo-drogata.
Solo te diré que mi última fiesta fue hace muchos años en Caños de Meca, una playa de Cádiz en un after. Llevábamos cuatro días de fiesta sin parar y con una vaquilla dentro de la discoteca! Imagina! . Ya no sabia si el tripi era la ostia puta,lo mejor que me había comido en mi vida o la consecuencia de mezclar tanta química, hasta que me pegó el primer topetazo. Horas después terminé desnudo en la playa gritando de dolor, no por la vaquilla sino por el dolor más grande jamás que tuve de cabeza y la temperatura del cuerpo subió como si tuviera fiebre de 41 ( en realidad tenia fiebre y estaba a punto de un shock) me salvó un colega metiéndome en el agua fría y cuando volvió a Sevilla tomé conciencia de que aquella fiesta fue la última y por los pelos.
De comermelo todo a aborrecerlo todo.
Aquella química no enganchaba, directamente te mataba y eso que era buena y pura no quiero pensar la mierda que se meten hoy día.
Años después un día en un bar con un colega me pasaron ketamina unos chavales y flipé en colores, no porque me lo comiera sino por la burrada que era en si, no daba crédito que se estuviera consumiendo eso ( mi colega es enfermero de uci, y utilizaba entre otros fármacos ese para hacer curas a quemados como anestesico-paralizante).
no, los años spicodelicos para mi, ya pasaron.
Solo te diré que mi última fiesta fue hace muchos años en Caños de Meca, una playa de Cádiz en un after. Llevábamos cuatro días de fiesta sin parar y con una vaquilla dentro de la discoteca! Imagina! . Ya no sabia si el tripi era la ostia puta,lo mejor que me había comido en mi vida o la consecuencia de mezclar tanta química, hasta que me pegó el primer topetazo. Horas después terminé desnudo en la playa gritando de dolor, no por la vaquilla sino por el dolor más grande jamás que tuve de cabeza y la temperatura del cuerpo subió como si tuviera fiebre de 41 ( en realidad tenia fiebre y estaba a punto de un shock) me salvó un colega metiéndome en el agua fría y cuando volvió a Sevilla tomé conciencia de que aquella fiesta fue la última y por los pelos.
De comermelo todo a aborrecerlo todo.
Aquella química no enganchaba, directamente te mataba y eso que era buena y pura no quiero pensar la mierda que se meten hoy día.
Años después un día en un bar con un colega me pasaron ketamina unos chavales y flipé en colores, no porque me lo comiera sino por la burrada que era en si, no daba crédito que se estuviera consumiendo eso ( mi colega es enfermero de uci, y utilizaba entre otros fármacos ese para hacer curas a quemados como anestesico-paralizante).
no, los años spicodelicos para mi, ya pasaron.