Vivo y trabajo en Noruega, de profesora. En TEORÍA hay meritocracia, pero no hay ningún mecanismo que lo compruebe. Al final tienes a un montón de familiares en la misma institución, y depende más de que le caigas simpático al jefe o de que te recomiende alguien. Si acabas con un ex-jefe como enemigo, estás jodido for life.
Hay mucho que mejorar en el sistema de oposiciones en España, pero la verdad es que las echo de menos. Estoy cansada de que el mamoneo no sea la escepción, sino la regla aceptada por todo el mundo.