Se non è vero, è ben trovato. Una conspiración lenta y creíble. Pero es cierto, el Madrid de los ochenta y primeros noventa era rojo. Inmediatamente, he recordado el delirante paseo en carruaje por Londres de William Gull en From Hell. La magia, según Alan Moore, es simbólica. Aunque no sea cierta, esta hipótesis merece que lo sea.
Un fotógrafo excepcional y, además, se las sabe todas. Hablé con él la pasada primavera y me contó dos cosas que me hicieron mucha gracia. La primera es que cuando empezó, reconoce, no tenía ni idea, pero sí arrojo. Él mismo ha confesado que en Jerez, donde empezó, sintonizaba con la emisora de la policía. No en vano Wee Gee es uno de sus referentes. Lo segundo: "En la guerra, tiro en automático. Si conoces la técnica, no pasa nada, porque no puedes perder un segundo en buscar la exposición". Se marchó dos días después a Ucrania. Una gran persona.
Creo que ya lo he contado. Hace unos años, cuando empezaba a emitirse Juego de Tronos, este quídam se las quiso dar de connoisseur. En una entrevista, llegó a decir que The Wire era una serie que no le gustaba porque, decía, "era demasiado episódica", un whodunit como Colombo, CSI, etc., explicaba con su sonrisa de filibustero. Creo que no hay que explicarlo. Si pudo mentir sobre un tema tan banal, imaginemos lo que hizo, hace y hará en provecho de todos nosotros, supuestos españoles.
Un bit de información en los ochenta era oro. Si querías aprender sobre cualquier cosa, no solo había que apoquinar, había que estar realmente interesado. La escasez no es creativa, pero echo de menos esos tiempos en que era mucho más difícil hacerse con una cinta grabada, un tebeo designado por tu interés, una peli. Lo que fuera. Y aquí estamos. Los coches aún no vuelan, pero vivimos una pesadilla sociológica. El Spectrum, los ZX, en cualquiera de sus iteraciones, dispararon mi imaginación. Muchos colonizamos la digitalización de forma pueril. Con los marcianitos, pero que me quiten lo jugado. El Spectrum era el futuro antes de que empeorara.
Nunca me alegraré de la muerte de nadie. Pero de este quídam, sí un poco. No puedo dejar de recordar lo que dijo sobre Angela Merkel, con esa boca atrabiliaria y chuloputesca: "Tiene un culo mantecoso e infollable". Qué malo debe de ser el poder, me digo. Y qué satisfactorio para quienes lo detentan. Conozco y conoceréis a gente mucho más valiosa, menos importante, menos rica, con humanidad cierta y verificable, gente que os acompaña cada día. Pobre hombre, pobrísimo. No merece la pena ni reírse de su pelo de muñeca, embetunado de insolencia. Se ha muerto. Eso es bueno. Y que lo jodan en el infierno, si existiera.
Aún recuerdo en 2001, con veinticinco años, viviendo ya solo en mi primer apartamento alquilado y de cómo engañé a todo mi entorno diciendo que me iba de vacaciones a Estambul. Estuve dos semanas encerrado en mi casa, sin recibir llamadas, bajando a la calle lo justo para no levantar sospechas. Todo por jugar del tirón Baldur´s Gate 2: Shadows of Amn, que solo abandonama para verme algún episodio de Los Soprano. Era agosto y recuerdo que estrené tarifa plana de internet. Lo recuerdo perfectamente todo. La media hora larga para sacar la tirada de dados más ventajosa para construir mi personaje, un kensai mago; el minucioso escrutinio de un mundo que entonces me parecía enorme (y ya ves tú, ahora le estoy dando a Elden Ring) y su emocionante exploración. Casi cincuentón ya, sigo emocionándome con este medio. Hoy he terminado de leer El siglo de los videojuegos, de Borja Vaz y Jorge Morla. He de reconocer que entonces, dada mi profesión, me daba vergüenza reconocer que jugaba a videojuegos. Pero no sería la misma persona si no reconociese su importancia en mi formación. Hay muchos mundos y aunque todos estén en este, los videojuegos pueden llegar a ser experiencias muy importantes. No quiero parecer presuntuoso, pero me gusta haber vivido todo casi desde el principio. Los videojuegos son la última frontera cultural que me parece realmente interesante. Y lo que nos queda este año. Muy buenas tardes a todos.
Imprescindible el documental de Fernando Trueba, Mientras el cuerpo aguante www.youtube.com/watch?v=BHtaWNZP71c La tengo en buena calidad. Creo que la subiré.