Que tristeza terminar así, como un trapo tirado sin que nadie luego sepa nada de esa persona.
Y tras tantos años de muerta, merece la pena desearle el "descanse en paz".
Un interesante análisis de la España revuelta y convulsionada de estos días, esa cuya clase política parece que no tiene casta y si la tiene, no hay cabida en su seno del término "calidad" entre sus diriegentes.