“Si el aceite de girasol sube de precio, yo tendré que subir el coste del pincho de tortilla”. Y así nos va. Por eso nunca como tortilla en ningún bar.
Decía Churchill que al enemigo siempre hay que dejarle una salida, por pequeña que sea, porque, si no, se comportará como un perro enjaulado, y eso es muy peligroso.