A mi casa vienen día sí, día también, tanto los de Iberdrola como los de Endesa. Ya los mando a cagar sin miramientos, con el consejo de que les digan a sus jefes que este acoso sólo produce aversión por la empresa. Ya sé que es pobre gente sin otro trabajo y que no tienen culpa de nada, pero... es que vienen a horas intespetivas (comida, siesta o cena) es insoportable, un auténtico acoso publicitario, que debería estar prohibido. Lo mismo con las operadoras de telefonía.