En el día de ayer me tocó vivir varias veces la situación que describe #52. En la biblioteca de mi barrio continuamente pasa eso y ayer cuando a una mujer le sonó el móvil y se puso a hablar en la sala de estudio le mandé callar. Lo cachondo es que todos mirábamos a la mujer como si la pudiéramos hacer callar con poderes mentales. Y en el autobús ayer me pasó igual con uno de esos niñatos que llevan el móvil con la música a volumen brutal. Todos miramos y nadie hizo nada y como dice #79, volví a casa con la impotencia de no haber hecho nada. Espero que no me vuelva a pasar porque a veces la gente es desconsiderada por desconocimiento y si no se lo hacemos saber, esto seguirá así.