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GabyJorquera

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Soy Gaby Jorquera, especialista en exclusión y la pobreza. Pregúntame [134]

  1. #36 Una de las dificultades más grandes que tenemos para tratar con la lucha contra la pobreza: convertirla en una guerra contra los pobres. No es posible dar respuestas personales a problemas estructurales. Las personas lidian con las consecuencias de la pobreza de la misma forma que el resto de los seres humanos: de la mejor manera que se puede. No siempre de la misma manera a lo largo de una vida, no de la misma forma dependiendo de la contención y el apoyo que puedas tener. Cada ser humanos es distinto, y es muy difícil señalar una forma de reaccionar cuando hablamos de grandes grupos humanos, Si hablamos de quienes están en pobreza, son muchos millones de formas distintas de lidiar con ello.


    Gracias por la invitación a eldiario.es y a Meneame, agradezco a todos el tiempo que han dedicado a escribir las preguntas, y en especial, a leer las respuestas.
  1. #39 El nivel de fraude en ayudas sociales es extremadamente bajo (existe, claro) pero no hay más fraude entre los pobres que entre otros grupos sociales. Frente a quienes viven en la pobreza tenemos multitud de sesgos y prejuicios, porque debemos dar un lugar a esta gente que acaban siendo parias de la modernidad, como los llama Bauman (¡alerta rollazo!) Dice Bauman que en las sociedades modernas los pobres, los excluidos, son tratdos como gorrones e intrusos, en el mejor de los casos, se les acusa de tener pretenciones injustificadas o de indolencia, a menudo de toda suerte de maldades, como intrigar, estafar, vivir una vida al borde de la criminalidad, mas, en cualquiera de los casos, de parasitar del cuerpo social.

    Hay bastante evidencia sobre los prejuicios frente a la pobreza. Y ninguna que señale que se concentren, entre los pobres, más defectos morales que en cualquier otro grupo humano como clase media, o los ricos, quienes también se benefician de ayudas públicas, como las que reciben quienes tienen propiedades agrícolas.

    Y es que tenemos una enorme dificultad; esperamos que las personas busquen soluciones biográficas a contradicciones de la sociedad en la que viven. El pueblo gitano ha sido discriminado por siglos, y creo que los avances que ha experimentado en las últimas décadas no son tenidas en cuenta. Echad un ojo a la campañas de FSG www.gitanos.org/campannas/tus_prejuicios_son_las_voces_de_otros.html.e
  1. #5 Mur interesante el artículo gracias por postearlo. Creo que es importante no desligar la discusión de la desigualdad de la pobreza. Porque de hecho una de las consecuencias más patentes de la desigualdad es mantener ocultas las situaciones de pobreza más extremas...

    Y tenemos aquí un problema a la base; entender que la pobreza es un tema de política social y no de política económica. Las consecuencias de la pobreza son sociales, pero las causas de la pobreza no lo son, y no puede ser objetos de políticas nacionales, tenemos que elevar la discusión a nivel global.

    La alianza española contra la pobreza ha hecho una propuesta en este sentido. Aquí os la dejo, por si le queréis echar un ojo: alianzacontralapobreza.org/la-sociedad-civil-espanola-presenta-al-parl
  1. #27 Uf... no me atrevería a recomendar ninguno sin tener más datos. Pero te puedo recomendar a unas amigas que de cooperación saben mucho y que seguro te pueden echar un cable: www.congde.org/
  1. #8 Estoy de acuerdo contigo. La pobreza y la exclusión tienen un impacto económico y político, las personas que viven en pobreza severa participan en menor medida en el consumo y en la vida social. Hay una relación entre la reducción de la pobreza, y el crecimiento económico, siempre y cuando se evite el crecimiento de la desigualdad.

    Desconozco si existen este tipo de estudios, creo que no porque, de hecho, no hay consenso sobre cómo debemos medir la exclusión (un concepto más amplio que el de pobreza). Hay algunos cálculos parciales en temas como por ejemplo, el de pobreza infantil. Vamos avanzando en hacer simulaciones para poder ir midiendo cada vez mejor el efecto que tendrían determinadas medidas, por ejemplo, lo que hizo Luis Ayala y Olga Cantó para UNICEF
  1. #115 Todos los que participamos de una manera u otra por esta causa, somos imprescindibles. Yo he estado en los tres lugares y no creo que ninguno de ellos sea prescindible.
  1. #33
    Y ya quisiera yo tener aire acondicionado en la oficina... Desconozco si hay licenciaturas en pobreza. Expertos en pobreza se puede ser de muchas maneras: son expertos quienes la experimentan, quienes trabajan con quienes la viven, como haces tú, y también escribiendo informes… Entiendo que esta es tu pregunta y voy a ello.

    Describir un fenómeno con cifras, evidentemente, no lo explica en su totalidad –ni lo pretende-, pero tampoco deja de ser real. Este anumerismo que nos hacen percibir los datos como ajenos lo expresó, de forma magistral, el ministro Montoro al criticar a los informes de Caritas sobre la pobreza en España por no corresponder a la realidad porque se basan en “mediciones estadísticas”.

    Pero detrás de ese dato hay personas concretas con problemas muy reales. Podemos llegar a imaginar que se siente vivir sin saber cómo se va a pagar la letra del alquiler a fin de mes o sentir el miedo a perder el trabajo y quedar sin nada, pero multiplicar ese sufrimiento doce millones de veces es mucho más difícil, exige un esfuerzo que a veces escapa a nuestra capacidad.

    El premio Nobel de Economía Thomas Shelling mostró a la perfección el riesgo de esta percepción disociada de la realidad personal de la estadística “Si una niña de seis años, de pelo castaño, necesita miles de dólares para una operación que le permita vivir hasta navidad, la oficina de correos recibirá una avalancha de monedas de cinco y diez céntimo para ayudarla. Pero anuncie que es preciso un incremento de los impuestos para evitar que las instalaciones del Hospital de Massachusetts se deterioren y aumente el número de muertes evitables: pocos soltarán una lágrima o se rascarán el bolsillo”

    Ese es nuestro desafío. Si no percibimos un problema NO HACEMOS NADA, no destinamos recursos ni esfuerzo. Los informes nos ayudan a escuchar las historias detrás de los datos, y no quedarnos en las historias, sino poder mirar a los problemas sociales que hay detrás, y que significan la diferencia entre ayudar a una persona a vivir mejor y *ayudar a una sociedad a vivir mejor* y a tratar mejor a quienes viven en ella. Y hacer algo al respecto. Hacer algo no sólo por aquellos que sentimos próximos, sino también por esos que las cifras nos muestran, que son anónimos y humanos, que padecen dificultades que pueden parecer inabarcables. Puede que sólo podamos contribuir a superar una pequeña parte del problema, esa es una parte imprescindible e impostergable.
  1. #10 La lucha contra la pobreza es una tarea titánica, necesitamos mucha más gente comprometida con ella. Hay muchas cosas que se pueden hacer: involúcrate en una causa, la que sientas más cercana. Hacerte socio de una ONG. Hablar del tema con otras personas. Saluda a la persona sin hogar que duerme en tu barrio, acercarse, conocerlo. Hacer voluntariado, el voluntariado es motor de cambio social y un arma de lucha contra la pobreza y la exclusión.

    Y tan importante como lo demás, es no olvidar que la pobreza es un problema de la sociedad que hemos construido. No basta con ayudas puntuales, hay que trabajar por hacer una sociedad más justa. Votar de forma responsable, exigir a los responsables políticos que cumplan aquello con lo que se comprometieron…
  1. #9 Mientras estudiaba la carrera seguí de cerca la política social venezolana. Claro que en esa época Chávez estaba comenzando. He seguido leyendo los informes de la CEPAL y creo que no hay lugar a dudas que Venezuela ha reducido la pobreza –y la desigualdad- de forma impresionante. ¿A qué se debe? Pues en opinión de la CEPAL al aumento de los ingresos laborales, más que a los programas de transferencias de rentas. Y es una de las medidas que se tomaron fue un aumento del salario mínimo. Supongo que también ha un efecto a mediano y largo plazo que es interesante: las misiones acercaban servicios sanitarios y de educación a sectores en los que éstos no existían (cómo veis, el punto de partida de Venezuela hace un par de décadas atrás era muy, muy precario).

    Y creo que más allá de la crítica a la transferencia de rentas, que es posible debido a los ingresos petroleros, es importante asegurar que esa reducción de la pobreza sea sostenible. Y eso pasa por asegurar acceso a servicios públicos, salud, educación, y tener un mejor funcionamiento económico; la relación entre la economía privada y la pública es un factor de riesgo a largo plazo. Pero en esto opino como jubilada en la valla.

    Respecto a la segunda pregunta la respuesta es no, a mi juicio no es suficiente, ni es lo adecuado. SE han hecho esfuerzos, pero creo que desde una diagnóstico equivocado. Se sigue tratando a la pobreza como una situación de emergencia social, pero teníamos entre 19 y 20% de tasa de pobreza antes de la crisis. Y nos enfrentamos a los efectos de 7 años de crisis, que en términos sociales no ha parado, por más que algunos de los indicadores macroeconómicos experimenten alguna mejora. La pobreza debería ser una prioridad política, y no lo está siendo, no por ahora.
  1. #20 A mi juicio hay un error de base en el argumento; asumir los ricos generan crecimiento. Recomiendo ver a Nick Hanauer, que en esta inquietante charla, de forma breve, lo explica (a propósito de la generación de empleo) www.youtube.com/watch?v=JY-7nftccYA

    Pues creo que desde la época de Thatcher hasta ahora hemos aprendido un par de cosas, por ejemplo, que la desigualdad (que en Europa es creciente) es un peligro para la estabilidad y el crecimiento económico, algo que ha sostenido desde el FMI hasta ATTAC. La pobreza tiene un impacto económico y político, las personas que viven en pobreza severa participan en menor medida en el consumo y en la vida social. Hay una relación entre la reducción de la pobreza, y el crecimiento económico, siempre y cuando se evite el crecimiento de la desigualdad. Estamos desaprovechando fuerza y talento. A quien no le baste el argumento de la justicia social, se puede añadir el argumento del crecimiento económico...
  1. #19 ¿A la cebolla? No la excluiría JAMÁS.
  1. #2 No podría dar una única razón. La pobreza sale poco en los medios porque es una realidad que nos ha acompañado durante décadas: la hemos normalizado. La crisis la ha vuelto a poner en los titulares, pero es cierto que se muestra poco. Es un tema triste, y tendemos a rechazarlo porque nos produce malestar, y en una industria que privilegia el entretenimiento por sobre otras funciones, no es raro que los temas como la pobreza queden relegados (no todos los medios, permiso solicitado para utilizar una generalización)

    Yo creo que no es raro que salgan las cifras "reales". Salen con bastante frecuencia informes y cifras de pobreza. La gran mayoría de los datos que se dan sobre pobreza salen del INE, de la Encuesta de Condiciones de Vida (con excepciones como los informes FOESSA, que tienen una encuesta y un indicador propios). Como todos los datos, pues tienen muchas limitaciones, pero es una herramienta útil para ir midiendo la evolución de la pobreza. ¿Son reales? Muestran una parte de la realidad. No toda, claro.

    Lo que es más grave es que se hable de cifras sin mostrar las propuestas de actuación que podrían ayudar a revocar la situación. Los medios aman las cifras, pero no analizan las causas de esas cifras. Se centran en las consecuencias más 'mediáticas', y en el análisis de las causas están las posibilidades de acción.
  1. #3 Encargaría a la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación que generara una estrategia para acabar con la pobreza, que generara evidencia suficiente para definir políticas en el corto, mediano y largo plazo.

    Algunas cosas ya las sabemos: garantizar escuelas infantiles de 0-3 años no sólo tiene efectos importantes en la pobreza infantil a mediano y largo plazo, sino también en la igualdad de género. Centrarnos en los entornos empobrecidos, no sólo en las personas empobrecidas. Y después pediría ser ministra de Hacienda para asegurar los cambios fiscales para financiar estas políticas :-)
  1. #17, #65 y #99

    Estoy de acuerdo con lo que plantea Manfred Max Neef (¡alerta rollazo!), que distingue necesidades (ser, tener, hacer, subsistencia, protección, afecto, entendimiento, ocio, identidad, libertad, etc.) que son exactamente iguales para todos, y los satisfactores, es decir, los bienes y medios que usamos para satisfacer esas necesidades básicas. Las necesidades no cambian, los satisfactores varían dependiendo de la cultura y el tiempo en el que vivas.

    Cada sociedad llega a distintos acuerdos sobre qué satisfactores son necesarios; otra cosa es que los logren. Yo diría que una persona es pobre si no satisface sus necesidades básicas a través de los satisfactores que, en la sociedad en la que vive, se consideren como adecuados. Lo que vemos es que muchas sociedades no pueden proveer a las personas de los satisfactores para cubrir esas necesidades básicas.
  1. #15 La renta básica universal... un tema controvertido. A ver, no voy a entrar en si es o no posible financiar una renta básica universal, no es la pregunta. Haciendo un ejercicio de imaginación, si se implantara mañana, ¿se eliminaría la exclusión y la pobreza? la pobreza entendida como falta de dinero sí. Pero la pobreza tiene muchas más dimensiones, que no se solucionan sólo con poner dinero en los bolsillos. Una de las medidas que reducen la pobreza de manera más eficaz en el mediano y largo plazo es la garantía de una educación de calidad, el acceso a viviendas a precios asequibles, a la generación de entornos saludables. Puestos a gastar dinero, yo preferiría poner "los leuros" en la inversión en educación, en barrios desfavorecidos, en una política de vivienda razonable, en asegurar que no existan hogares sin recursos (que es algo que podríamos tener de forma rápida sin grandes esfuerzos presupuestarios).

    Usamos el término exclusión -que es vaporoso y laxo- precisamente porque nos enfrenta a el acceso a derechos de las personas que van más allá del dinero, y la imposibilidad de participar plenamente de quienes están, por pobreza o por la razón que sea, en la vida social.
  1. #1 Pues algo de eso hay. Nuestras expectativas sobre cómo debería vivir una persona en la Europa del siglo XXI son muchos más altas de lo que esperábamos dos siglos atrás. Disponemos de muchísimos más recursos, y por tanto, aspiramos a un nivel de bienestar más alto.

    Hemos ido cambiando la definición de la pobreza, claro, porque en el camino hemos ido aprendiendo que no basta con contar cuánto dinero tiene alguien para saber si es pobre o no pobre. ¿Cuesta lo mismo vivir en el campo extremeño que en una gran ciudad como Madrid o Barcelona? ¿Necesito la misma renta si vivo en un país que garantiza vivienda a bajo precio que en uno que la vivienda es un tercio o más del salario? Se han ido agregando algunos indicadores para poder mirar mejor las condiciones de vida de las personas en distintos lugares.

    Pero la cantidad de personas que viven en pobreza no son un mero efecto de la definición; hay personas que ahora son pobres que lo habrían sido también el siglo pasado. Quienes viven sin ingresos, en unas condiciones de carencia tan enormes que parecen increíbles. En España decenas de miles de personas viven en la calle. En Madrid, que es donde vivo, visitar la Cañada Real es, entre otras cosas, un viaje en el tiempo. Gente como los amigos/as de invisiblesdetetuan.org/ están dedicados a poner en evidencia las dificultades que viven, cansados que les digan que lo de la pobreza en España es una exageración. Y así como en España, en muchos países de Europa albergan un “cuarto mundo” en sus fronteras. ¿Es posible que haya pobres en Europa en el siglo XXI? Sí, es posible. Y es posible porque lo hemos permitido.
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