Otra solución sería ésta: se pintan unas rallitas de color azul en el suelo, se coloca un parquímetro por aquí y por allá y se les calza a los susodichos una gorrilla pero ésta con el escudo del ayuntamiento de turno. Voilá: asunto normalizado y (#27) coacción ilegal transformada en impuesto municipal para mayor gloria de las arcas del excelentísimo, digooooo. del pueblo. Por lo demás, acabar con la pobreza (#23) es la cosa más fácil del mundo, sólo hay que desprenderse de la riqueza.