#55 Venga, dinos cuáles son esos tópicos sensibleros exactamente. Porque ya me dirás qué tiene de simplón un monólogo en el que le dan una lección de madurez a un chaval que, por muy genio que sea, va de sobrao y no es capaz de aceptar que el mundo está lleno de personas de carne y hueso que le pueden enseñar muchas cosas, que en el fondo lo que tiene es miedo a abrirse y mostrar sus vulnerabilidades, por lo que se refugia en los libros (cuando los libros -y cualquier obra artística- deberían ser cualquier cosa menos un refugio). Se plantean cosas como la importancia de la experiencia subjetiva como algo necesario e insustituible, o el error que supone confundir inteligencia con madurez emocional (lo que a su vez nos lleva a plantearnos el valor de ambas a la hora de comprender una obra de arte en toda su dimensión; cosa que no hace el chaval, pues sólo tiene la inteligencia). Eso y mucho más dice el monólogo.
#118 Ya veré. Si tengo que pagar va a ser que no. De todas formas, aquí estamos hablando de la situación general, no de la particular de cada uno. Yo entre los mayores lo que veo es mucho acomodamiento, miedo a arriesgar lo poco que consiguieron en su día y un rechazo total a todo lo que les huela a posturas extremas. Entre los jóvenes, en cambio, lo que veo es mucha apatía, falta de medios y un total desconocimiento de luchas pasadas.
#116 Estaría en un sindicato si tuviera trabajo. Lo que sí sé es que en mi familia mis mayores siempre han insistido en que tengo que tragar con lo que sea, que la cosa está muy mal y no nos podemos andar con exigencias. Otros te dicen que sí, que luches por lo tuyo, que ahora nos toca a los jóvenes cambiar las cosas. ¿Pero qué mierda es esa? ¿Es que acaso no viven en este mundo? Aquí o luchamos todos, mayores y jóvenes, o no llegaremos a nada. Si estuvieran en nuestras mismas condiciones, ya verías qué pronto moverían el culo.
#106 Creo que el artículo lo deja bastante claro. El problema es el tapón generacional que impide a los jóvenes mejorar su situación. Las generaciones más mayores trataron a través de los sindicatos mantener sus condiciones laborales mientras no hicieron nada por proteger las de las generaciones que iban llegando. Todos los que consiguieron contratos fijos con sueldos medianamente dignos contemplaban impasibles cómo se extendían los contratos temporales y la precariedad entre los más jóvenes. Para qué luchar si yo ya estoy bien; a los demás que les den.