Y es que en éste, nuestro bendito país, muchas veces los niños no van a clase para aprender, sino para estar guardados en un sitio hasta que sus padre pueden recogerlos del colegio, porque salen del trabajo a las siete de la tarde, y, curiosamente, ellos tampoco rinden por estar mucho tiempo más en el trabajo. Es un círculo vicioso. ¿Cómo vas a rendir en el trabajo si estás doce horas en él y deseando que llegue la hora de salir, y pensando en todo lo que tienes que hacer en casa...? Pero es necesario quedarse hasta tarde, porque si no, das mala imagen, parece que estás loco por irte, parece que no estás comprometido con la empresa, pareces un vago... aunque a partir de las tres ya nadie haga ni el huevo, estés dando cabezadas delante del ordenata o leyendo el pronto, jugando al tetris, buscando powerpoints para mandarlos a tus compañeros y disimulando... y mientras los niños dando clases inacabables mientras se duermen encima de la mesa, se tiran bolitas de papel, se pasan notas unos a otros y hacen dibujitos, o dan clases extraescolares infinitas que sólo sirven para agotarles más aún, y que ni rindan en clase normal, ni en las extraordinarias.
Pa matarnos.