#5 A los madrileños una vez que nos suben a un coche no nos baja ni la guardia civil. Cuando deje el coche por el trasporte público estuve 1 mes acordándome de lo subnormal que era. A los dos meses solo veía Liberación de estrés.
Es cierto que hay casos y casos, pero:
- Y los trayectos que no son para el curro, que excusa hay para no coger el bus?
Si se vive fuera de la capital el coche siempre se irá haciendo más necesario e imprescindible, pero son contados los casos de gente que, pudiendo bajarse del coche, renunciar a la comodidad aparente, solo aparente, del mismo.
Que si no me da la vida, que si no sabes lo que hay que esperar, las excusas son infinitas para evidenciar que una vez que a un madrileño se le sube a un coche no le baja ni dios
#8 Ole Ole y ole
Dan ganas de poner tu comentario en todos los medios, es brutal. Hila todo, consumo, capitalismo, fauna, flora, la gente derrochando mientrasel mundo se muere.
Bravo!!!?
#3 Todo el mundo da consejos, aunque si es verdad que con la depresión la gente se corta un poco de hacer el gañán.
Llegas a un punto que no sabes qué es peor, la depresión o el no volver a poder compartir con tus seres queridos las cosas que has disfrutado toda la vida.
Es cierto que todos llevamos nuestra carga encima y que de casa hay que venir llorado, pero sólo quiero describir lo que es uno de los posibles infiernos en vida. (Qué los hay iguales o peores, cierto, pero mi regalo es este)
#4 Bingo, es sentir la impotencia en su versión más literal. Ver que no puedes hacer nada, que careces de ilusión, que no disfrutas con las mejores adicciones de tu vida y que, aún estando medicado, no puedes sentir alegría.
Aparte de la tristeza, la rabia e impotencia de haberlo intentado todo y que nada funcione desespera.
Es cierto que hay casos y casos, pero:
- Y los trayectos que no son para el curro, que excusa hay para no coger el bus?
Si se vive fuera de la capital el coche siempre se irá haciendo más necesario e imprescindible, pero son contados los casos de gente que, pudiendo bajarse del coche, renunciar a la comodidad aparente, solo aparente, del mismo.
Que si no me da la vida, que si no sabes lo que hay que esperar, las excusas son infinitas para evidenciar que una vez que a un madrileño se le sube a un coche no le baja ni dios