Trabajo en un SAT, y eso es el pan de cada día con todas las marcas, y casi con cuaquier empresa grande, vease telecos o eléctricas. Viene a ser un: esta es mi polla, acéptala o si no piérdete en reclamaciones gastando tu tiempo y tu dinero, que nosotros de todo eso tenemos de sobra. Una extorsión ante la que estamos indefensos y que sólo alimentará tu frustración. Tanto es así, que nosotros preferimos en ocasiones repararle gratis a un cliente el ordenador, cargando nosotros con el coste de la reparación, que pasar días discutiendo con el fabricante, que se lava las manos, y paralelamente con el cliente que nos culpa a nosotros. Hemos decidido cuantificar el sufrimiento como un gasto más, ponerle precio, y estamos dispuestos a pagar por evitarlo.