Antes de la apropiación de la titularidad de la obra, es importante haber creado alguna prueba de la autoría:
1. Introduciendo identificadores ocultos en la obra.
2. Realizando un depósito notarial.
3. Inscribiéndola en el Registro de la Propiedad Intelectual.
4. Publicándola total o parcialmente bajo tu nombre.
5. Buscando testigos de tu trabajo.
6. Guardando versiones anteriores que demuestren la evolución de la obra.
7. Guardando el material utilizado en la investigación.
8. Guardando facturas de los gastos realizados en el proceso creativo.
9. Recopilando otras pruebas de la autoría.
DESPUÉS DEL PLAGIO
Una vez descubierta la apropiación de la paternidad de la obra se pueden realizar los siguientes pasos:
1. Hacer un inventario de todas las pruebas directas o indirectas de que el trabajo lo has hecho tú.
2. Ver si las pruebas son consistentes.
3. Comprobar que el trabajo no sea una obra colectiva. Artículo 8 de la LPI.
4. Comprobar que el trabajo no sea una obra asalariada. Artículo 51 de la LPI.
5. Enviar al plagiador un mensaje de reivindicación de la obra utilizando un medio que deje prueba del envío, de la recepción y de su contenido. Por ejemplo, un burofax.
6. En el mensaje deberá solicitarse al plagiador la paralización de cualquier acto de reproducción, distribución, transformación o comunicación pública de la obra, y retirando los ejemplares que haya publicado bajo su nombre.
7. También puede pedírsele que publique una nota reconociendo tu autoría en los medios donde él ha aparecido como autor de la obra.
8. Si el plagiador no atiende la reivindicación, puede presentarse una denuncia.
Siguiendo así unos cuantos años más, podría hacer realidad la idea sugerida en una película que consistía en retransmitir con una webcam todo el proceso de envejecimiento y posterior descomposición de la cara tras su fallecimiento. Es de lo más macabro, pero seguro que habría alguien dispuesto a pagar por ello.