Me sumo a ese homenaje por Antonio el Agujetas y también por el Rubichi, más que nada porque siempre fui y soy irreductible de su padre Manuel de los Santos, el Agujetas, a quien tuve el placer de conocer y escuchar durante décadas y aún sigue siendo el amo del CD de mi coche (restringido en exclusiva a los soníos negros).
#6 ¿No crees que dichas “filtraciones” y ciertas consecuentes acciones en suelo ruso persigan formar escenario que permita y justifique desvincularse a “occidente”? ¿Que una vez “desvinculado” forzaría acuerdos quedando así como paladín de la paz, la libertad y la justicia? No sé por qué me va dando esta impresión...
#17 Bueno, pero tanto da, entonces tendríamos que situar el mundo fenicio en Fenicia, en Cartago y en Tartessos (que por cierto no es nombre fenicio sino griego). Normalmente las difusiones culturales no van acompañadas por movimientos migratorios, las más de las veces estos son muy limitados (apenas comerciantes), y en Tartessos aún no ha quedado bien definido cuántos de los registros arqueológicos corresponden a orientales y cuántos a orientalizantes. El ADN pronto algo nos dirá.
Por otra parte vemos que la raíz cultural del mundo Tartessio nuclear (bajo Betis) corresponde a una digamos facies de la Cultura Atlántica del Bronce, de carácter ganadero, en tanto que la zona tartessia oriental procedería de la Cultura del Argar de tipo agrícola. Pues curiosamente, cuando la disolución de Tartessos en el V a.C. toda la parte central y occidental retrocede a aquella cultura atlántica ganadera (estructura social y escritura "conservadoras", ausencia significativa de estatuaria y de necrópolis... ) transformándose en el mundo turdetano-cynete; mientras que en la zona oriental agrícola surge el iberismo (alfabeto más desarrollado, estatuaria, poleis tipo mediterráneo, tendencia social "democratizadora"...). Misma cultura dos direcciones. Con esto quiero indicarte que aun cambiando las culturas la población permanece, como ahora nosotros, que aun tomando Cocacola continuamos siendo los mismos españoles.
Me parece más que interesante, aquí tenemos un festejo que celebra el cierre de la veda de cuaresmas y la deseada vuelta a su trabajo de las prostitutas, evento que permite imaginar a aquellos mozos y puteros celebrando cada año el final de su período de penuria y abstinencia por falta de sus putas. Un curioso y descriptivo documento.
Y eso es todo, que por sí mismo ya es mucho y valioso, pero nada de fliparse con sacralizar la fiesta elevándola a "pagana", como si de aquel remoto entonces procediera. Eso es solo adorno y postureo, un postizo que le queda grande y que le sobra, falsedad que desvirtúa su valor de documento. Aquí se trata de un festejo surgido a raíz de aquella prohibición católica, cosa que no pasa de la Edad Moderna, de cuando Hércules y Odín llevaban ya más tiempo jubilados del que ambos estuvieron en servicio, apenas de antes de anteayer. Ese es su linaje y su valor, y a mí con eso ya me mola.
Declaración que huele a ventosidad para consumo interno del pueblo ruso, una petición que se diría enmarcada en posible pacto USA/Rusia de "relajación guerra de Ucrania", del que ya hemos conocido su contraparte USA en filtrado de documentos que declaran "estéril e inviable" mantener la guerra.
Globos sonda deslizados de una y otra parte para consumo interno, ambos lados preparando un nuevo relato que ofrecer con etiqueta de "aceptable" a sus propios ciudadanos.
Solo es un pensamiento aventurado, pero ya que el jodío Reticulín parece sordo... que Dios me oiga.
Entre tanta insensatez como legisla ese parlamento, esto está bien y es justo decirlo. Conviene aclarar que hablamos de flamenco, no de "flamenquillo", ni de rumba, ni de copla andaluza, ni de folklore andaluz... Aquí se trata del señor flamenco, algo muy distinto de esos tantos sucedáneos que surgieron a su vera y que en general confunden a la gente. El flamenco es la pureza en todo eso, un arte que a veces se expresa solo con la voz (tonás, carceleras, romances viejos...), otras veces con la voz y algunos golpes de un martillo sobre yunque (martinetes), otras con voz y con guitarra (seguiriyas, soleás, tientos, alboreás...) y al que aún en otras se le añaden palmas (bulerías, tangos, fiestas...) y si hay baile tacones. Ya está, cuatro cosas al compás y nada más. Y aunque hay otros instrumentos que acompañan con acierto a dichos sucedáneos del flamenco (piano, cajón, sitar, violín...), ni son del flamenco ni le hacen falta.
Hablando en propiedad, flamenco es ese singular fenómeno cultural cuya estructura musical es una de las cuatro muy contadas que no obedecen a la escala sinfónica, ese arte entre cuyas letras se cuentan algunas soleás (en realidad bastantes, y así también otros palos) lingüísticamente consideradas piezas cumbre de la lírica española, esa práctica cuyos bailes expresan como ningún otro las emociones del ser individual en contraposición a cualquier folklore (todos estos son expresiones de grupo).
Y con esto creo que se ha notado que me gusta y que valoro esta joya patrimonial.