Pues yo no sé si él mató a Manolete o no, lo que sé es que yo tampoco lo hice, y que hay cosas, como intentar hacerse famoso a costa de otros, que no está ni medio bien hacer. Copio y pego mi respuesta a Alfredo en su blog, y por favor, no me preguntéis más sobre este tema (o preguntádmelo si queréis, pero disculpadme sino respondo). Que de verdad, ya cansa:
Alfredo, ya me fastidia tener que venir aquí, a un comentario donde mientes y me insultas, a contarte que las cosas no son así. Me resulta verdaderamente cansino esto. Pero en fin, vamos allá: mira, yo no sé quién te piensas que soy o si piensas que tengo un teléfono rojo que consigue que las empresas echen a sus empleados cada vez que me critican. Piénsalo, de verdad, piensa lo ridículo que resulta. ¿Tú sabes cuánta gente me critica? ¿Tengo yo la culpa cada vez que los echan de su trabajo? ¿Será que, ya puestos, tengo yo la culpa de la crisis económica? No me fastidies, Alfredo; te lo dije cuando me llamaste por teléfono en navidad, y te lo digo ahora: yo no pedía a nadie que te echasen, ni te mandé a un matón, ni nada por el estilo.
Otra cosa es que una empresa con la que trabajo desde hace mucho tiempo considere que estás haciendo algo malo, y que decidan que tus acciones no les parecen adecuadas. Mira, Alfredo, las empresas, y más aún, las personas, son muy dueñas de decidir con qué tipo de gente quieren y no quieren trabajar, a qué tipo de personas quieren tener sentadas al lado. Infrinjan o no infrinjan la ley, si alguien piensa que eres un maldito acosador que se dedica a perseguir a una persona normal y corriente - ojo, no a un político, ni a un famoso de los del tomate... no, a una persona normal y corriente que se gana la vida con su trabajo y que, entre otras cosas, trabaja muchas veces para tu empresa - y por esa razón o por otras decide apercibirte, eso es algo con lo que tendrás que apechugar. Si decides convertirte en un tipo desagradable que critica de manera obsesiva a alguien, tienes que… » ver todo el comentario