Tanto tiempo acostumbrado a que a su entorno le gusten sus pedos, engolfado en el aroma de sus propias mentiras, se le fue el oremus y le embargó esa ira típica del secundario sin más talento que el de sobrevivir pero venido a más por sustituciones del azar y descoyuntadas coyunturas históricas.
El tiempo coloca a cada uno en su lugar, PATETICO, no vuelvas más por aqui