Qué odio ni qué mis cojones, #19. No digas bobadas. ¿Odio a qué? ¿A CATALUÑA? ¿A mi piso de Barcelona? ¿A mis amigos de allí? ¿A todo el territorio? ¿A un solar de Manresa? ¿Al litoral?
Gilipolleces. Me llaman cretino, me silencian, me dicen que soy un facha y soy yo el que odia. Id a mamarla. Y no acentúes ti. Nunca.
A mí jefe sí que le odio. Y es catalán, eso es verdad.
Naturalmente que lo desconocías, #17. Tú y toda la corra de negativizantes de lo obvio que habéis silenciado #7 a toda hostia en una noticia muerta. Y no has puesto ningún positivo (ni lo quiero).
Tú no has leído a Ortega en la puta vida, hombre, #15.
Este, señores, es el caso doloroso de Cataluña; es algo de que nadie
es responsable; es el carácter mismo de ese pueblo; es su terrible destino,
que arrastra angustioso a lo largo de toda su historia. Por eso la historia de
pueblos como Cataluña e Irlanda es un quejido casi incesante; porque la
evolución universal, salvo breves períodos de dispersión, consiste en un
gigantesco movimiento e impulso hacia unificaciones cada vez mayores.
De aquí que ese pueblo que quiere ser precisamente lo que no puede ser,
pequeña isla de humanidad arisca, reclusa en sí misma; ese pueblo que
está aquejado por tan terrible destino, claro es que vive, casi siempre,
preocupado y como obseso por el problema de su soberanía, es decir, de
quien le manda o conquien manda él conjuntamente. Y así, por cualquier
fecha que cortemos la historia de los catalanes encontraremos a éstos,
con gran probabilidad, enzarzados con alguien, y si no consigo mismos,
enzarzados sobre cuestiones de soberanía, sea cual sea la forma que de la
idea de soberanía se tenga en aquella época: sea el poder que se atribuye
a una persona a la cual se llama soberano, como en la Edad Media y en el
siglo XVII, o sea, como en nuestro tiempo, la soberanía popular. Pasan los
climas históricos, se suceden las civilizaciones y ese sentimiento dilacerante,
doloroso, permanece idéntico en lo esencial. Comprenderéis que un pue-
blo que es problema para sí mismo tiene que ser, a veces, fatigoso para
los demás y, así, no es extraño que si nos asomamos por cualquier trozo a
la historia de Cataluña asistiremos, tal vez, a escenas sorprendentes, como
aquella acontecida a mediados del siglo XV: representantes de Cataluña
vagan como espectros por las Cortes de España buscando...
¿Pero de dónde cojones te crees que eres tú, #8? ¿De Mónaco? ¿No te lees? ¿No te das cuenta de que eres más español que una pandereta de ajos?¿¡No te das cuenta de que son exactamente los mismos?!
Tampoco sé para qué cojones discuto con fanáticos que creen que las cosas se solucionan hablando de horizontes y de capacidad de decisión...
Según somos en este país probablemente la beneficie. De hecho yo creo que lo hizo a propósito. Llevábamos casi once minutos sin hablar de ella y todos los demás estaban haciendo y diciendo gilipolleces muy, muy grandes.
Es de lo más feo que he visto en mi puta vida. Hasta para Gaudí. Lo de la bajante parece de Subirachs, que acaba de palmar y al que espero esté ahora mismo dando de hostias don Antonio.
Increíble. Han convencido a los padres de un niño que ya no tiene tratamiento que un hospital privado (y carísimo) del Opus cura el cáncer. Con un tratamiento experimental y un medicamento mágico. Que sólo tienen ellos. Es... increíble. Qué asco. De verdad.